20/04/2024
07:17 AM

En honor a ellos

'Enfrascados en nuestros necesidades y banalidades. Olvidamos que los demás forman parte de nuestras vidas y que debemos rendirle culto a esa amistad'

Francisco Gómez Villela

Hemos perdido personas queridas y valiosas que en algún forma han forjado lo que somos.

Interactuar con ellas fue cotidiano, pero sus vidas marcaron la nuestra con amistad, alegría, y ejemplo. Esta situación de calamidad humana tiene que dejarnos algo eterno. No podemos seguir siendo lo que éramos antes.


Tenemos que cambiar en honor a sus vidas. Que su partida prematura tenga un sentido en nosotros. Que signifique algo. Que cale en nuestras perspectivas de la vida. Que nos haga analizar nuestro comportamiento.


La vida no es moda ni relaciones sociales. No es aparentar ni derrochar. No es aprovecharse de los demás. No es vivir bajo el concepto de lo superfluo. No es acumular por obsesión. No es vivir para nosotros exclusivamente.


Tenemos que dejar algo más que un nombre. Y eso solo se consigue viviendo de adentro hacia afuera. Interés real por los demás, actitud de servicio al prójimo, solidaridad con todos.

Debemos ser alegría, no preocupación. Armonía en lugar de controversia. Paz en lugar de conflicto. Humildad en lugar de prepotencia. Construir en lugar de destruir con nuestras palabras.


El negocio de algunos medios es crear temor para asegurar clientes fieles. Porque el hombre tiene necesidad de morbo, y el temor es eso. Su negocio no es dar esperanza. Y nunca lo harán.


Las redes sociales venden lo mismo pero magnificado por el cinismo, la bajeza y el irrespeto.

Estas hermosas personas fallecidas no murieron para ser noticia y formar parte de listas de muertos. Respetemos la dignidad de su muerte.


Honremos sus vidas. Que su recuerdo y ejemplo nos sirvan de aliciente para vivir de una mejor forma. Ser mejores personas para los demás, y estar a gusto con lo que somos.

Tenemos que encontrar la enseñanza de sus tragedias. Encontrar quien somos realmente y mostrarnos tal cual, sin máscaras.


Hemos estado muy distantes de los demás. Enfrascados en nuestros necesidades y banalidades. Olvidamos que los demás forman parte de nuestras vidas y que debemos rendirle culto a esa amistad.


Que su muerte no haya sido en vano. Que le encontremos sentido en el dolor. Que su sacrificio nos renueve. Eso debe ser nuestro homenaje a ellos.


Gracias por su vida, amistad y cariño mi querida Ana Rosa Díaz, vaya con Dios. Sin duda él la recibe con gozo.