El piso de tierra es bastante insalubre. Con agua forma lodo, cuando está seco genera polvo, requiere una enorme cantidad de trabajo mantenerlo limpio y es una fuente latente de enfermedades. Un piso mejorado, ya sea de concreto, de cemento o de baldosas, tiene un efecto asombroso en reducir las incomodidades y peligros. A 2013, el 23% de las viviendas todavía tenían piso de tierra. Este problema se presta a darle una solución individual con colaboración comunitaria.
El cerramiento de puertas y ventanas inadecuado requiere atención. Esto incluye telas metálicas y vidrio en ventanas para prevenir los insectos, mejorar la iluminación y ventilación, y puertas que no tengan agujeros o problemas de movilidad que también degradan las condiciones de vida de la vivienda. No se ha industrializado suficientemente (con la reducción de costo resultante) la producción de estos insumos, lo que requiere atención de los fabricantes y ferreteros.
Al censar las deficiencias por vivienda, a cualquier nivel geográfico, se puede enfocar el esfuerzo para resolverlas. Todo tipo de instituciones (Gobierno, cooperantes, gobiernos locales, patronatos, comunidad beneficiada, iglesias y voluntarios) pueden participar y lograr que la vivienda indigna sea cosa del pasado.