24/04/2024
12:27 AM

Cohep y unidad necesaria

Juan Ramón Martínez

No creo que el dinamismo de la sociedad sea fruto de la lucha de clases. Considero que el progreso de la vida social está determinado por la cooperación y la curiosidad. Y ahora, por el sentimiento del hombre, que puede lograr todo lo que desee. Lo que, en grandes tramos de la historia, produce verdaderas tragedias.

En la crisis que enfrentamos –la mayor de la historia– es inevitable la cooperación entre todos.

Para lo que hay que separar lo que nos divide de lo que nos interesa conservar y que solo podemos hacerlo cooperando. La pandemia tiene, para efectos de este breve análisis, cuatro dimensiones muy claras: la sanitaria, la económica, la cultural y la política. Las cuatro igualmente importantes, priorizables de acuerdo con las estrategias escogidas. Y centrar su dirección en el gobierno –con la participación de las diferentes unidades territoriales– en forma preponderante y con el concurso de los sectores más dispuestos a compartir, discutir y accionar.

Este modelo fue el escogido. Y de aplicación igual, para cualquiera de las cuatro temáticas. Lo que me parece que fue un error. Lo normal es que lo sanitario debió estar en manos de los médicos. Lo económico bajo el liderazgo de los empresarios y economistas. Lo cultural en las de pedagogos, sacerdotes y pastores. Y lo político, por expresidentes, políticos, líderes sociales y especialistas en negociaciones.

No soy experto en crisis. Apenas un estudioso de las ciencias sociales. En la historia, hay ejemplos como las sociedades han enfrentado guerras, pandemias, epidemias, sequías y terremotos. Con costos elevadísimos. Hasta en la Edad Media se invocaba a Dios. Incluso, sacrificando a algunos gobernantes, para calmar su cólera. Desde el inicio de la Ilustración, impuesta la razón, las miradas se dirigen a la ciencia. El hombre cree que puede vencer todos los obstáculos. Y ganar todas las batallas. Hasta ahora lo ha logrado.

Nosotros hemos confiado demasiado en el gobierno. Tanto por su relevancia como porque controla los recursos y por el privilegio de convocar a la cooperación general. Casi todos los sectores que representan los diferentes intereses han cooperado. Lo que se ha descuidado es lo cultural. Y por ello, la población resiste e incumple las medidas sanitarias, incluso.

Ahora, casi al tope de las exigencias, se han producido conflictos entre sectores económicos, empresariales y gubernamentales en cómo reactivar la economía. Aquí debieron ocupar el liderazgo los empresarios. Como el hecho no ha ocurrido, el retiro del Cohep es comprensible.

Pero inconveniente. Posiblemente lo más duro, después de enterrar a nuestros seres queridos por enfermedad, será enterrar por hambre a una población mayor. Por ello, apelamos a los mejores sentimientos de los líderes empresariales para que regresen al esfuerzo unitario. Y que el gobierno entienda que son los productores de riqueza que, con su experiencia, pueden dar el ritmo a la marcha. Al mismo tiempo, necesitamos aparcar las diferencias políticas, manteniendo el estado de derecho y derrotando la corrupción y el compadrazgo. Necesitamos no solo defendernos, sino que además, mantenernos unidos.