20/04/2024
08:22 AM

Un lugar más elevado

Francisco Gómez Villela

Tal y como lo habían informado en periódicos y noticieros, la Estación Espacial Internacional (ISS) cruzó el cielo de mi querida San Pedro Sula el 10 de febrero a las 18:45 hrs en sentido noroeste- sureste. Tuve la suerte de ver ese trayecto de unos 7 minutos y a pesar que lo que vi fue un punto luminoso intenso moviéndose a la velocidad con la que se mueve un satélite, la experiencia me dejó un sentimiento especial, reconfortante.

Puesta en órbita en 1998 y con una vida útil esperada hasta 2024 aproximadamente, la Estación tuvo un costo de 100 mil millones de dólares. Tiene el tamaño de una casa de 5 habitaciones con dos baños y gimnasio, y alberga 6 tripulantes de distintas nacionalidades que se suceden según la necesidad de sus programas. Viaja a 27,000 kms/hr, a 400 kms de altura. Completa una vuelta cada 92 minutos, es decir órbita la tierra 15.5 veces al día. Ha recibido 7 turistas espaciales que han pagado aproximadamente 20 millones de dólares por una estadía de 7 días. Es el artefacto tripulado más grande que ha orbitado el planeta.

Esa noche, allá arriba, lejos, a gran velocidad, iban 6 personas llevando sus vidas y haciendo el trabajo para lo que se entrenaron alejados de su planeta, de sus familias, en solitario y tal vez ya acostumbrados a la certeza del peligro que corren en esa máquina. Para ellos no importaba el Brexit, el impeachment, el coronavirus, el conflicto del Medio Oriente, el cambio climático, las pasiones humanas que desbordan el planeta. Viven literalmente muy por encima de todo eso. Probablemente sea un ambiente pacífico lleno de camaradería. Todos son iguales de importantes, todos tienen los mismos derechos. Respetan las jerarquías porque allí el orden y la disciplina es cuestión de vida. No hay conflictos por banalidades y mucho menos derroche. Llevan una vida con un propósito común.

Así deberíamos vivir todos aquí abajo. Por encima de las pasiones que nos envilecen, respetando el derecho ajeno, y haciendo lo que nos corresponde de la mejor manera en pos de un bien común.

Hace tan solo 117 años los hermanos Wrigth lograron que durante 12 segundos el primer avión volara. Esa noche fui testigo de la mejor versión de ese sueño.
Me sentí elevado a un mejor lugar.