24/04/2024
12:27 AM

Corona-virus

Sergio Banegas

Estamos acostumbrados a ver películas donde observamos epidemias, personas contagiadas de virus mortales y ciudades desoladas que muestran los desafíos de los protagonistas en esos escenarios mostrando atisbos del fin del mundo.

Hace unas semanas el coronavirus ha colocado a China en el ojo mundial a causa del peligro que trae a las vidas humanas. La ficción ha saltado a la realidad, y los escenarios que vemos en las películas de Hollywood y Netflix ahora los observamos en la vida real.

Miles de contagiados y cientos de muertos han traído temor no solo en el país asiático origen del virus, sino también en toda la expansión de los continentes.

Es la noticia por la que las cadenas de televisión no han enviado periodistas a ser testigos de lo que está ocurriendo por temor a que sean contagiados, colocando más bien a los youtubers chinos como reporteros, quienes envían entrevistas e imágenes desde el lugar donde ellos se encuentran, siendo quienes han tomado el desafío de salir a las calles para mostrar desde sus canales de youtube las ciudades solitarias y unos cuantos valientes que caminan por ellas con la única protección de una mascarilla que cubre su boca y nariz.

Desde Wuhan, China, que es la ciudad donde se originó el virus, se ha extendido este peligro a 20 países más, provocando temor en las personas, alerta en las autoridades y medidas de protección por parte de los gobiernos. La diferencia entre los habitantes de los demás países en comparación con los de América Latina es que ellos confían en sus gobernantes, siguiendo las indicaciones emitidas por estos. Nosotros, en cambio, desconfiamos de nuestras autoridades, ya que en situaciones como peligros por dengue, terremotos, asesinatos y aún en campañas políticas hemos sido testigos del inadecuado manejo de su poder buscando en primer lugar su conveniencia que el bienestar del pueblo. Lo que nos queda es tomar todas las medidas de higiene y precaución que podamos realizar, orando a Dios, pidiendo misericordia que este terrible virus no entre ni traiga muerte a un país indefenso como Honduras.