19/04/2024
08:40 PM

¡El depredador!

Sin duda, vivimos en una sociedad que tiene depredadores en áreas emocionales, físicas y espirituales.

Alejandro Espinoza

“La vida no es un problema a ser resuelto, es una realidad a experimentar”: Soren Kierkegaard.
Muchos recordamos la película de ciencia ficción que se estrenó en el año 1987 llamada El depredador y las palabras “la jungla se lo llevó”. Sin duda, vivimos en una sociedad que tiene depredadores en áreas emocionales, físicas y espirituales. Al igual que los animales, los depredadores humanos van por las personas más apetitosas, su enfoque son las que pueden envidiarle por su amabilidad, carisma o por la fuerza de voluntad.

Las personas que son realizadas y exitosas lastimosamente se encuentran en el destino de la vida con personas carroñeras que se arriman al árbol más frondoso no para protegerse del sol, sino para alimentarse y hacer morir la sonrisa, el deseo e ímpetu de esa persona, consumen su energía en círculos de amistad, familia o pareja. Utilizan la crítica, no recuerdan las virtudes y señalan los errores.

Las relaciones más peligrosas y dañinas son difíciles de identificar, se presentan amables, cariñosos y con palabras lisonjeras a primera vista, le hacen poner rojas las mejillas y doblar el corazón; pero son lobos vestidos de piel de ovejas, se aprovechan de las necesidades de aceptación, perdón y amor, logrando después manipular para lograr su objetivo y beneficio propio.

Son los falsos amigos hermanos maliciosos que quieren hacer creer que están actuando con sinceridad y mostrar interés para ayudarle en su necesidad; pero se van una vez que consiguieron su objetivo.

“Tened paz entre vosotros, mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos”: 1 Tesalonicenses 5:13-15 RVR60. Hacer el bien parece tan difícil, pero el consejo práctico es “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”: Gálatas 6:9 RVR60. El mayor cansancio no es físico, sino de ánimo; sonría que su futuro está seguro en Dios.