Hay motores que proporcionan fuerza y hay otros destinados a imprimir velocidad a los vehículos, uno y otros son eficaces medios en los desplazamientos, en el campo laboral o en las competencias automovilísticas. En la economía nacional hay motores, todos ellos, cada cual en su grado y nivel, contribuyen a la expansión, en los buenos tiempos, o contracción, en tiempos de vacas flacas, de la actividad económica, fuente de riqueza y sostenimiento de las finanzas del país. El café, más que motor, es turbina por su gran, fuerte y expansiva energía proporciona a la macro, mediana y microeconomía.
Las previsiones para la cosecha 2019-2020, iniciada hace unos días, no son favorables, por lo que la preocupación, sentimientos en las familias cafetaleras durante los últimos años, aumentará. El principal factor es externo, la cotización en los mercados internacionales a lo que se une la caída en la cosecha, explicada en gran parte por los menores beneficios que proporciona el cultivo y cosecha del grano, con desilusión frustración y desinterés de numerosas familias cafetaleras, cuyas pequeñas propiedades se abandonan o se dedican a productos de la dieta diaria. A la caída de los precios, a la disminución de la cosecha hay que sumar los elevados costos de producción por el mantenimiento de fincas, fertilización y cosecha, esta última con mayores riesgos al escasear trabajadores que se dediquen al corte del grano, bien por la migración interna hacia las ciudades o el éxodo hacia el norte.
La crisis anticipada para el recién iniciado año cafetalera debilitará más el cultivo del grano, pues no compensa la inversión y el sacrificio del 95% de pequeños productores, más de cien mil familias con su pequeña finca cultivada. El comercio del café revela con extrema claridad el papel del productor, el intermediario y el consumidor. Los dos extremos de la cadena soportan en gran peso de las ganancias de las empresas internacionales con precios altos en el consumo y pago deprimido a los productores. Desde países con mayor fuerza en el mercado se ha escuchado la voz de e_SDLqcafetaleros unidose_SDRq, pero no halla eco, como tampoco las pequeñísimas protestas frente a la casa matriz de cada una de las multinacionales.
Desde hace unos años, el café selecto se va expandiendo en aquellas zonas con condiciones más favorables para obtener mejor calidad en el producto que es reconocida, con altos precios, en las competencias o subastas de cosechas. Al mal tiempo buena cara y ojalá ese rosario de adversidades no siga afectando el motor para que la turbina cafetalera imprima energía a las economías familiar y nacional.