19/04/2024
08:50 AM

¡Lo que dices recibes!

Toda palabra que enunciamos tiene un contenido emocional, son el vehículo que transporta todas las experiencias de vida vividas, dejándolas impregnadas en la emoción humana.

Alejandro Espinoza

“Escribir no significa ver lo real en palabras, sino hacer que la palabra sea real”: Augusto Roa Bastos.

Toda palabra que enunciamos tiene un contenido emocional, son el vehículo que transporta todas las experiencias de vida vividas, dejándolas impregnadas en la emoción humana. Según un estudio realizado de un neurobiólogo, el decir palabras buenas y positivas incrementa el proceso cerebral y produce respuestas emocionales positivas, las cuales se hacen conscientes en nuestra manera de pensar, reflexionar y planificar.

La hormona del estrés, conocida como cortisol, se libera inmediatamente y nos ubica en emergencia cuando el cerebro identifica un “No”. Pero si recibe una palabra como “paz y amigo” trae relajación a su vida. Por el contrario, la dopamina se relaciona con el bienestar; esta se conecta con la palabra “Sí”.

Las palabras tienen un gran poder y se reflejan en quienes nos rodean, y más sobre cada persona; cada palabra puede modificar su conducta. Una palabra negativa o insultante activa la amígdala, estructura del cerebro se relaciona a las alertas y genera una sensación de ira, ansiedad o malestar. Uno de los mejores cambios que puede hacer es cambiar su lenguaje: diga guapo, inteligente, capaz, yo puedo, y eso le va a fortalecer el músculo de la autoestima. “Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes”: Lao tsé. Es favorable tener el descanso adecuado, pues, según estudios en la Universidad de Oxford, la dificultad para dormir se relaciona a una reducción veloz del volumen cerebral.

Nuestras palabras tienen un poder creativo. “La muerte y la vida están en poder de la lengua”: Proverbios 18:21. Dios tiene cosas increíbles para su futuro; si lo cree y camina en esa verdad, el favor de Dios hará que las bendiciones le persigan. Deje que su Padre celestial sea el primero en su vida. Diga y reciba “Somos la obra maestra de Dios”: Efesios 2:10. NTV.