25/04/2024
01:06 AM

El poder de las palabras

Creo que todos desearíamos tener vidas dichosas, vivir libres de dramas y relacionarnos con personas que irradien el gusto por la vida en sus actos y palabras.

Francisco Gómez Villela

“Aquí en la lucha”. Esa es una expresión muy común en estos días cuando le preguntan a alguien cómo se encuentra. Preocupante porque aunque pareciera jocosa la expresión en realidad encierra un dejo de reclamo, disgusto, rencor, tristeza o resignación ante situaciones que le hacen difícil la vida. Es casi un reclamo vertido al Universo.

¿Qué ha cambiado para que el humano ahora sea más taciturno y preocupado que antes?
En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 20 de marzo como el Día Mundial de la Felicidad, reconociendo “la relevancia de la felicidad y el bienestar como metas y aspiraciones universales en las vidas de los seres humanos en todo el mundo...”. Algo ha cambiado para que hasta la ONU reconozca que hay que hacer algo por recuperarla.

Característicamente en los informes anuales de países más felices facilitados por ese organismo generalmente los diez primeros lugares lo ocupan países nórdicos y no potencias mundiales.
“¿En la lucha...”? ¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar en el poder de las palabras, más aún, las dichas con sentimiento?

Creo que todos desearíamos tener vidas dichosas, vivir libres de dramas y relacionarnos con personas que irradien el gusto por la vida en sus actos y palabras.Entonces por qué la gente se empecina en expresar desencanto, tristeza y dificultades. Se comprende que es imposible que una persona viva sin problemas de cualquier tipo, pero hasta qué punto estos se convierten en pesadas cargas que ensombrecen el panorama de las personas. ¿Por qué no transformarlos en motivaciones? ¿Por qué en lugar de luchar no nos dedicamos a vivir?

Cuántas personas conocemos que deambulan diariamente con una nube negra sobre sus cabezas? Por eso cuando les preguntan cómo están su respuesta es: “En la lucha”. Y alguien podría decir con justa razón que para algunos la vida es un dolor continuo dadas sus precarias situaciones. Pero la tristeza y la felicidad están a tan solo un pensamiento de distancia. Y todo radica en decidir cuál pensamiento predomina en nuestra mente. Sin que cambien las situaciones externas con solo cambiar los pensamientos cambia nuestra percepción del momento.

Debemos colocar el optimismo, la fe, la esperanza en nuestros corazones cada mañana que salimos a la vida para enfrentarla con el ánimo y la actitud correcta. Debemos creer. Y por supuesto debemos apoyarnos en esa fuerza benévola magnífica que está allí para nosotros, que nos brinda guía y sabiduría, y que solo necesita que lo pidamos para posicionarse en nuestras vidas y darnos el poder para crearnos la vida que deseamos.

Se nos dio vida y la llamamos lucha. Y así fue. Se nos olvidó el poder de las palabras. Una vez dichas, pueden convertirse en realidad.