23/04/2024
04:35 PM

¿Aquí no hay corruptos?

Pero no hay que equivocarse. La corrupción está en todas partes del país.

Juan Ramón Martínez

Alguien –con mucha voluntad y poca capacidad crítica– ha dicho que, en San Pedro Sula, no hay corrupción. Tampoco existen corruptos. Pero la afirmación es falsa. No corresponde con la realidad de los hechos. Por ejemplo, es la ciudad que tiene más alcaldes municipales acusados, encarcelados o huidos de todo el país. Por lo que la cuestión se explica de otra manera. Aunque es la segunda ciudad de Honduras y cabeza de la mayor región metropolitana, no concentra el poder ni tiene las unidades administrativas que Tegucigalpa. Cosa que no hay que explicar, porque está corroborada por los hechos. En consecuencia, es en Tegucigalpa en donde se firman los contratos, se licitan las concesiones y se pactan los acuerdos entre los políticos que dirigen el gobierno. Por ello, en términos proporcionales, es la ciudad en donde hay más corrupción.

Pero lo que ocurre realmente es que, como la lucha contra de la corrupción se ha convertido en fenómeno mediático, más que en una acción preventiva por una parte y por la otra una apuesta política en la que el interés está más en los delincuentes que en las acciones mismas; Tegucigalpa es lugar de disputa partidaria y de medios dominantes ansiosos de usar la corrupción como hecho noticioso más importante, los actos de corrupción se destacan más en la capital. Y la cruzada de quienes se oponen a la misma, por diversas razones, entonces, se concentra en la población politizada electoralmente más numerosa. Por ello la acción se focaliza en Tegucigalpa.

Pero no hay que equivocarse. La corrupción está en todas partes del país. Por supuesto, más en las ciudades que en los pequeños pueblos, porque en aquellas es que se hacen transacciones entre el sector público y el privado. Mientras que en estos, lo más que puede ocurrir es que el alcalde municipal y sus regidores no tengan capacidad de manejo, usen mal los recursos, o más de alguno de ellos puede usar los cargos o las decisiones que se tomen para favorecer a determinadas familias. Pero estos hechos no llaman la atención, carecen de fuerza informativa. Es decir que la acción irregular se produce en el interior del acto administrativo en donde concurren la voluntad pública y la voluntad privada. Desde luego, también hay corrupción en algunas empresas privadas, pero siempre requieren del concurso del actor público, sin el cual no hay acto de corrupción

Tampoco hay que creer que hay países sin corrupción. Eso es un error. Puede ocurrir que la corrupción sea mínima porque la sociedad es culturalmente desarrollada y hay vigilancia ciudadana. O que la política no sea camino para la riqueza, sino que la actividad privada, en cuyo caso la corrupción tiene otras manifestaciones. En España, el cuñado del Jefe del Estado está encarcelado. Y nadie pregunta si la Corona sabía o no, los negocios sucios al aprovecharse de su relación con el poder fáctico. Igual ocurre en Estados Unidos, en donde los casos son inmensos. La diferencia es que allá el sistema legal es eficiente. Y no opera en un cerco mediático como aquí. Esa es la diferencia.