25/04/2024
11:29 AM

Japón

Un país con escasos recursos naturales, pero inmensa voluntad para protegerlos.

Graco Pérez

Hay un país donde la tecnología coexiste con la tradición, donde la modernidad no significa destrucción, donde los milagros se producen, con disciplina y sacrificio. Un país con cultura milenaria y producción sin contaminación.

Donde el honor es la base de las relaciones de una sociedad de respeto y orden. Donde la puntualidad es cimiento de la confianza. Donde la comunidad es más importante que la individualidad.

Donde la familia es fundamento del desarrollo y la empresa pública o privada es una familia laboral. Donde el Estado garantiza el crecimiento individual y el Emperador es parte de la historia ancestral.

Donde la niñez y la juventud preservan la herencia generacional. Donde no se acumulan años sino sabiduría, y la experiencia es carta de presentación. Donde el capital es humano. Donde la educación es obligación.

Donde los hongos nucleares destruyeron miles de vidas y el papel se transforma en grullas por la paz. Donde la seguridad es tangible y la desigualdad intangible. Donde la reverencia, a veces inmerecida, es siempre recibida.

Un país con escasos recursos naturales, pero inmensa voluntad para protegerlos. Donde un volcán imponente tiene más de 36 vistas. Donde la artesanía es arte. Donde el color y el sabor se acompañan con arroz.

Donde los árboles se cuidan y miniaturizan manteniendo su grandeza. Donde reciclar es un compromiso. Donde la contemplación de la naturaleza es garantía para su conservación. Donde la simpleza es belleza. Donde en medio de las estructuras de concreto surge un bosque y dentro del templo entre el humo de incienso, una oración. Donde la vida es una filosofía y la naturaleza se funde con la religión.

Hay un país donde el sol nace y los cerezos florecen: Japón.

Máster en Relaciones Internacionales y en Estudios Asiáticos