19/04/2024
05:22 PM

Sistema educativo

Sergio Banegas

Miles de niños fueron este día a sus escuelas con los estómagos vacíos: Pedrito en Valle, Alicia en Santa Bárbara, Yeison en Francisco Morazán, María en Gracias a Dios, representantes dolorosos de nuestros infantes hondureños que se levantan cada día para aprender matemáticas y ciencias naturales, pero nunca han logrado sumar dos tortillas en sus desayunos.

También los maestros viven circunstancias inimaginables con sueldos pírricos y miserables. Muchos de ellos se levantaron hoy de madrugada para viajar a zonas rurales y montañosas para impartir conocimiento; pero con el alma vacía de esperanza.

El sistema educativo colapsó, es la viva imagen de un Estado fallido que no se transforma y que no conoce la decencia, sino que es consumido a diario por el monstruo de la corrupción. Dicho sistema ha querido emular proyectos de otros países, como si nuestra realidad fuese la misma.

Hay que evaluar de manera seria los procesos de tal manera que el enfoque formativo de nuestras generaciones sea integral en su esencia, trabajando arduamente en el fondo y no resaltando ambigüedades y superficialidades que son de forma, como los famosos 200 días de clases.

Al final, al Estado solo le interesan las estadísticas, que no son reflejo correcto de lo que es realmente importante en el proceso educativo de una nación, pues producimos autómatas que no tienen sentido de solidaridad, no realizan trabajo en equipo, sin valores fuertes que resistan a los embates de ideologías que minan la familia.

Pobre Honduras nuestra, gobernada por corruptos que tienen su interés en sus bolsillos y no en los cambios trascendentales que el sistema educativo debe tener. ¿Por qué ello es tan importante? Porque cambiando la educación del país estaremos cambiando el presente y futuro de nuestras generaciones.