Cada vez que pasamos momentos duros en la vida, es para bien y cambio, la manera como tratamos los problemas, fracasos y dificultades es la diferencia entre el éxito y el fracaso; si algo está sucediendo reconozca lo externo y lo interno y evalúe para que eso no se repita, el líder de mayor éxito en todos los tiempos es y será nuestro Señor Jesucristo, él lo demostró en su época y lo sigue demostrando.
“El que quiera ser primero, que sea último de todos y el servidor de todos”. Marcos 9:35. Una de las mayores virtudes es tener conciencia de uno mismo, todos en la vida tenemos virtudes y defectos, pero llegamos a la conclusión que solo hay una persona que ha pisado esta tierra sin defectos y por supuesto no estamos en esa categoría, es Jesucristo.
Pero esto nos ayuda a darnos cuenta que todos en la vida tenemos puntos ciegos y cuando descubrimos cuáles son podemos mejorar y ayudar a los demás; la mayoría de las empresas se centran en dirigir su actividad pensando únicamente en las cifras y terminan teniendo problemas. Es más importante dirigirse a sus clientes y empleados y darles el mejor servicio, lo más importante no es tanto lo que recibimos sino lo que damos; no hay nada perfecto que digamos que no necesite cambio, hay principios de práctica diaria que debemos innovar y entre ellos la humildad.
Es más fácil enfrentar los problemas de la vida cuando se tiene la humildad. Quizá no todos podemos hacer grandes cosas, pero si hacemos las cosas pequeñas en amor, haremos que lo grande sea que muchos se beneficien de nuestra humildad. Es la llave de la humildad el sólido fundamento de las virtudes. “El arte de la vida es ser feliz con poco”, Phil Bosmans.