24/04/2024
12:27 AM

Pedir disculpas Dar disculpas

Cándido Alvarado

Hace ya varios días que el Instituto de la Propiedad está con eso de las placas, y los medios sacan expresiones como “Más de 200,000 conductores pagaron la matrícula vehicular del período 2018 en San Pedro Sula”, algo un tanto defectuoso a la luz de la semántica, puesto que son miles de conductores de vehículos que no son ellos los que han pagado la matrícula de esas unidades, sino sus propietarios. Será mejor exponerlo así: “Más de 200,000 propietarios de vehículos pagaron la matrícula del período 2018 en San Pedro Sula”. Eso de los significados es un problema al querer decodificar mensajes como este “Unas cuantas estaciones lograron surtir sus bombas durante la noche y ofrecieron el servicio de manera racionalizada, vendiendo de 10 o 20 litros de gasolina a cada cliente” que escribió un reportero y acaso su editor no se dio cuenta que “racionalizar” tiene que ver con la razón: “Su sensatez lo hizo actuar de forma racionalizada”. Deduzco que nuestro periodista quiso decir “Unas cuantas estaciones lograron surtir sus bombas durante la noche y ofrecieron el servicio de manera racionada, vendiendo de 10 o 20 litros de gasolina a cada cliente”. “La empresa estatal está en la obligación de ofrecer disculpas a sus abonados por los excesos cargados en los recibos de energía” y “La empresa estatal está en la obligación de pedir disculpas a sus abonados por los excesos cargados en los recibos por energía” son ejemplos de enunciados que se usan indistintamente, es decir, como si tuvieran el mismo significado. El caricaturista Darío Banegas insiste -y con toda razón- en que no es lo mismo “pedir disculpas” que “ofrecer disculpas”, siendo que disculpa y perdón son sinónimos relativos (nunca absolutos). Disculpar es perdonar las faltas que otro comete o justificarlas: “Te ofrezco una disculpa por haberme tratado de esa manera, sé que estabas triste” y perdonar es no tener en cuenta la ofensa o falta que otro comete: “Te perdono que me hayas engañado”. Si yo cometo un error, por ejemplo, no devolverler a tiempo el carro que me prestó un amigo, mi deber es pedirle una disculpa (que me exonere de la culpa, que me perdone), pues sería absurdo que yo le ofrezca perdón a quien he afectado u ofendido. En cambio, si un individuo, por ejemplo, sin él quererlo se para en mis callos, en vez yo de responderle nada caballeroso le ofrezco una disculpa, es decir, le ofrezco mi perdón.