17/04/2024
07:03 PM

Las señales de don Pepe

Indudablemente que los últimos años han sido para el expresidente Porfirio Lobo Sosa annus horribilis. Primero, la severa condena de 24 años impuesta a su hijo Fabio Lobo, acusado por la Fiscalía de Nueva York de conspirar para importar y distribuir cocaína en los EE. UU, a quien la jueza instructora le espetó con cierta brusquedad: “Usted era hijo del Presidente de Honduras en funciones, usted usó sus conexiones, facilitó un fuerte apoyo gubernamental a una organización del narcotráfico (…) abusó de quien era para perpetrar este crimen”.

En una clara alusión al modus operandi de la elite política y de poder en Honduras, lo que indudablemente fue para el expresidente Lobo como recibir un fuerte tubazo en la nuca.
Segundo, el encarcelamiento de su esposa Rosa Elena Bonilla de Lobo, acusada por el Ministerio Público de malversar fondos públicos por varios millones de lempiras, a quien el juzgado a quo le dictó prisión preventiva sin derecho a medidas sustitutivas, por ello fue remitida a la Penitenciaría Nacional Femenina de Támara.

Luego de ser preguntado por este hecho, don Pepe visiblemente afectado, con el rostro desencajado y olvidando su peculiar sonrisa, contestó que eso era una injusticia y le advirtió a su entrevistador: “Voy a ver a un montón así… no lo dude”. “Mi Rosa no será la única, caerán más”, acotó con mucho aplomo y contundencia. Y es que el expresidente es un testigo de calidad, sabe mucho, particularmente de los casos de adjudicación de los megacontratos amañados, como los de energía solar, cuyo monto puede dejar anonadado a cualquiera. Como también del caso del Seguro Social, que debe saber quiénes son los que subyacentemente se beneficiaron con 6,985 millones de lempiras sustraídos de sus arcas por el arte de birlibirloque.

Y finalmente el caso de su hermano Ramón Lobo Sosa, a quien por su edad se le dictó una medida alternativa de prisión en el juicio promovido por la Fiscalía de la república por suponerlo copartícipe junto con el exadministrador de Casa Presidencial de la época del desvío de 8.4 millones de lempiras. El expresidente Lobo consideró dicho enjuiciamiento, según lo expresó, como “un show para tapar grandes casos de corrupción”.

Y culpó “a las actuales [autoridades] que dirigen esta nación, que están permitiendo que se violente, que nos pisoteen nuestra dignidad”.

Augurando que estos “el día de mañana responderán ante la sociedad y les tocará el turno a los jinetes (¿?), que son los mismos que mantienen presa a la ex primera dama Rosa Elena Bonilla de Lobo”.

Si estas señales se cumplen vendrán negros nubarrones para muchos, con extradición incluida.