23/04/2024
11:55 PM

Ciclos económicos, Argentina

  • 17 septiembre 2018 /

Noé Vega

La Argentina se alinea hoy con el Fondo Monetario Internacional, se acerca a los Estados Unidos de América y trata de sacudirse de una crisis que es como una película ya vista en materia económica. Uno más de los países de Latinoamérica que sale de los No Alineados, que ante el desorden gubernamental y ante los índices económicos decide volver al consenso de Washington.

Un ciclo que parece que se repite continuamente entre gobiernos de derecha y de izquierda, un ciclo económico que marca una época y que hace volver a los países latinoamericanos a las viejas recetas del FMI. Porque por momentos Latinoamérica puede parecer un poco diferente de centro a sur, pero en realidad nos parecemos mucho y nuestros ciclos políticos y económicos son tan similares que podemos adelantar los resultados de uno y otro aspecto.

Se trata de políticas estatales paternalistas, se trata de los famosos subsidios y ese alejamiento que les es común a los gobiernos de izquierda, de las recetas económicas ya experimentadas para comenzar a crear sus propias recetas que parecen funcionar por un tiempo, que producen satisfacción momentánea hasta que llega el momento de apretar el cinturón, de volver los ojos hacia el crédito internacional, a subir impuestos, a colocar sobre las espaldas de la gente una sarta de impuestos temporales que nunca se van, pero el hecho es salir del bache.

Es curioso, pero en Latinoamérica parece que nos ignoráramos en materia económica, que cada quien vive su propia película o su propio drama, cuando nos vemos, cuando los países se vuelven hacia el otro, no es para mirar los errores que en materia económica se han cometido, que en materia de asistencialismo social han fracasado, si no para vernos como competidores y no como socios comunes para hacernos más fuertes y competir con los grandes bloques económicos que sí actúan unidos. Estos ciclos económicos siempre están precedidos por períodos políticos marcados por la excesiva intervención estatal y la lluvia de subsidios y ayudas para las clases más desfavorecidas, lo que alienta el populismo político y allana el camino para el populismo económico y las recetas más descabelladas como el Ministerio de la Felicidad, solo para encontrarnos al final con un drama que, si no se corrige oportunamente se vuelve una pesadilla.

Estos largos períodos políticos en Latinoamérica de políticas económicas de izquierda como en el caso de Argentina, aislaron al país, provocaron la cesación de pagos de Argentina en el pasado y hoy se vuelven contra el país como una sombra de lo que ya fue, con un presidente de derecha que enfrenta el descontento de la sociedad ante la devaluación y el aumento de los impuestos y que se resiste a renunciar al paternalismo estatal. Siempre hace reflexionar lo que dicen los chinos. No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones.

Parece que en materia económica se trata de resultados, de equilibrio, de promover la iniciativa propia, de dar la libertad económica necesaria para que exista competitividad, que existan ganancias. Venezuela, Argentina, la tercera vía de Chávez, cualquiera que oprima la iniciativa propia, cualquiera que le otorgue al Estado un papel excesivamente intervencionista con un sistema de controles donde los precios se fijan por orden estatal ya está demostrado que está destinado al fracaso, por muchos adornos políticos que se le pongan.

Nosotros también hemos tenido esos mismos ciclos políticos y económicos, a la vuelta siempre nos están esperando esos líderes que serán capaces de regalar la energía, de hacer que bajen los impuestos, de hacer que los más pobres reciban subsidios, para al final, al final solo conducirnos a lo mismo, a lo que hoy vive Argentina y Venezuela.