El Gobierno de la república y los dirigentes transportistas se aliaron al final para hacer lo más práctico y acostumbrado al afectar al pueblo usuario de este mal prestado sector del
transporte en Honduras.
Vergonzosa y penosa la actuación del vocero del transporte público, Jorge Lanza, cuando aseguraba que el objetivo de ellos era que la rebaja al precio del galón del combustible fuera de 23 lempiras, para el sector de este servicio y para toda la población, a fin de no afectar al usuario con ningún tipo de aumentos.
De igual manera, el ministro de la Presidencia de la república, Ebal Díaz, que al no poder justificar los 13 mil millones de lempiras que reciben de los combustibles anualmente se disfrazó de buen samaritano para aparentar ser un defensor del pueblo, pues la sugerencia era que si bajaban el precio a los carburantes, ellos tenían que bajar igual cantidad al precio del pasaje.
Pero después de estar en un estira y encoge de propuestas y contrapropuestas, al final todo quedó en una falsa negociación, pues ambas partes llegaron a un acuerdo antiético e inmoral de arreglar todo “bajo la mesa”, debido a que en Honduras son normales estos trueques.
Al final, los transportistas lograron parte de su objetivo con la rebaja de cinco lempiras al galón de combustible y subirle al pasaje, y el vocero del transporte y el representante de Gobierno se dieron la mano, enmudecieron y ambos desaparecieron, ya que saben que se confabularon para realizar esta vil trama.
Ahora, el pueblo usuario del transporte público ha quedado burlado, humillado y explotado, no quedándole otra opción que pagar el aumento, sea este uno, dos o más lempiras, o bájese en la próxima o córrase pa’tras, en un país llamado Honduras.
