Los psicólogos establecen las siguientes condiciones que se tipifican como adulterio virtual. 1. La formación de un vínculo emocional entre los adúlteros. 2. La mentira. 3 La traición. y 4 El rompimiento de un comprommiso, no escrito, que implica determinada exclusividad en cuanto a ciertos aspectos de intimidad, tiempo y secretos compartidos.
Aún está el debate doctrinario legal de si una infidelidad virtual puede considerarse como tal, pero los psicólogos han determinado que sí existe el adulterio virtual porque salvo en encuentro físico de los cuerpos, se cumplen las mismas condiciones de un adulterio fisiológico. El adulterio virtual produce una brecha importante en la confianza y un fuerte impacto emocional, donde el factor sorpresa también juega un papel trascendente.
Los daños del adulterio virtual son los mismos que el físico y pueden incluir entre otros los siguientes: nivel físico, pueden aparecer alteraciones del sueño y del apetito, así como reacciones psicosomáticas (dolor abdominal, dolores difusos, palpitaciones). A nivel emocional, es común sufrir ansiedad y depresión. Los sentimientos de rabia, vergüenza, resentimiento, celos, incredulidad y bajada fuerte de la autoestima también están muy presentes.
En definitiva, la persona que sufre una infidelidad por parte de su pareja puede vivir una experiencia de estrés muy fuerte, por todo ello los efectos psicológicos se han comparado con los del trastorno de estrés postraumático por el gran impacto que produce en la persona, como por los síntomas comunes que se dan según una encuesta de la década de los noventa en Estados Unidos, el porcentaje de la infidelidad masculina se situaba en el 55% y la femenina en un 45%. Respecto a diez años atrás, ellas se declaran más infieles.
Terminamos diciendo que el adulterio virtual sí existe, daña igual que el adulterio físico.
