23/04/2024
12:01 AM

Cerebro y enfermedades digestivas

  • 18 junio 2018 /

Noé Vega

Por momentos pareciera que la ciencia va a explicarlo todo. Si alguna vez dijimos que sentíamos mariposas en el estómago, la ciencia dice hoy, que no es más que el estómago liberando sangre cuando el cerebro experimenta tensión o estrés, así que aquello de que era el amor lo que nos hacía sentir las mariposas en el estómago, no es más que un fenómeno científico fácilmente explicable. Pero hay más.

A medida que nos acercamos, aunque sea un poco a ciegas y a tientas, al conocimiento del cuerpo humano, nos vamos dando cuenta de la maravilla que es y de lo perfectamente construido que está, por lo que uno de los más intrigantes y complejos órganos, poco conocido a pesar de todos los estudios es el cerebro humano, del cual más conocemos funciones que su estructura y complejidad; empero, cada vez hay más científicos que están estableciendo una conexión directa entre el cerebro y el estómago. En Honduras la incidencia de enfermedades estomacales preocupa a la comunidad médica y ya se están haciendo estudios para determinar los porqué de la incidencia tan elevada de los males estomacales y de manera especial en la región del occidente de nuestro país, por lo cual, la información que pueda surgir al establecer las conexiones entre el cerebro y el estómago es de gran interés para los hondureños.

Tenemos que saber que tal y como los científicos nos dicen con sus investigaciones, no solo el cerebro posee nervios, membranas y una estructura muy compleja todavía no totalmente entendida, si no que el estómago también posee una estructura tan compleja y completa que pareciera otro segundo cerebro dentro de nuestro cuerpo. El sistema nervioso entérico, que está en el estómago tiene de 200 a 600 millones de neuronas, una cantidad tan descomunal que cualquier moderno sistema informático palidece ante su complejidad y eficiencia. Ahora, allí en el sistema entérico se desarrollan una serie de funciones que están directamente conectadas con los alimentos, con la forma en que nos alimentamos y con qué nos alimentamos, por lo que no resultaría extraño determinar que muchos alimentos están causando adicciones a nuestro cuerpo a través de las sustancias de que están compuestos. Dentro del estómago se desarrollan funciones tanto de detección de venenos en los alimentos como de una precisión estructural tan sorprendente, que se puede deducir entonces porqué la alta incidencia de males estomacales basándose en el consumo alimenticio que tenemos. En el estómago hay detectores de sustancias nocivas al organismo humano que trata de expulsar por medio del vómito o la diarrea, ya que en el estómago también está concentrada gran parte de los linfocitos que se encargan de protegernos de infecciones, pues son parte de nuestro sistema inmune. La conexión cerebro-estómago determina la regulación de las hormonas que le dicen al cerebro cuando debemos comer y también cuánto deberíamos comer, enviándole las señales correctas cuando la persona está totalmente llena, activando también las náuseas cuando se ha comido mucho más de lo debido. Bueno, lo de las mariposas en el estómago nos provoca gracia, pero los estudios científicos nos muestran datos más serios de la conexión entre el estómago y el cerebro, por ejemplo, la reacción de las personas cuando consumen alimentos sumamente grasos es de felicidad, ya que las señales que el estómago envía al cerebro son señales de felicidad, mejorando el estado de ánimo de la persona.

La cadena de reacciones que se activan en el cerebro para hacer sentir mejor a la persona es muy grande, pero está probado que son los alimentos, su tipo, su medida de grasa lo que puede provocar que la persona se sienta muy feliz con su consumo, provocando las adicciones y la obesidad. Así que la próxima vez que coma y se sienta feliz, pregúntele a su cerebro a qué se debe.