23/04/2024
02:36 AM

Una vida a todo color

La cromoterapia conduce a la armonía en el hogar y en las personas a través del uso de colores.

Mimí Nasthas de Panayotti

¿A quién no le gusta el arcoíris? Arco brillante y definido de siete colores llenos de luz que cruzan el cielo. Un derroche de color que llena la mirada y si nos dejamos llevar, el corazón. El color nos permite expresar estados de ánimo y también influye en nuestras emociones. Toda una ciencia, la cromoterapia, pretende ayudar a llevar la armonía al hogar y a la persona a través del uso de diferentes colores.

Dicen que el rojo representa la vida y la pasión; el naranja da alegría y fuerza, despertando las energías positivas; el verde es sin duda, el color de la esperanza; el morado o índigo simboliza la fantasía y los sueños; el azul da paz y equilibrio, y el amarillo felicidad.

En Génesis 9, 13 15 dice: “He puesto mi arcoíris en las nubes. Esa es la señal de mi pacto con vosotros y con toda la tierra. Cuando envíe nubes sobre la tierra, el arcoíris aparecerá en las nubes y yo me acordaré de mi pacto con vosotros”.

Dejemos que Dios entre en nuestro corazón a todo color. Metáfora que nos recuerda que después de la tormenta viene la calma, que todo pasa, que siempre hay luz al final del túnel... y podríamos escribir cientos de dichos y frases motivadoras, muy utilizadas en nuestro tiempo, señala A. Fernández P.

Resumiendo, al final de todo tiempo está el Señor. En Cuaresma tenemos cuarenta días para crecer en el amor. Un camino por el cual cada uno puede ir pasando de color en color y llegar al arcoíris prometido. A mí el naranja me lleva al desierto, donde la soledad nos invita a mirar hacia dentro, el color amarillo está en la llama de una vela que parpadea y acompaña en la oración, y el rojo nos recuerda la pasión, la vida que se escapa para entregarla a los demás. Recuerdo también el canto de Cursillos de Cristiandad “De colores” que alegra sobremanera. Dejemos que Dios entre en nuestro corazón a todo color.