Nuestro sistema educativo y por ende nuestra cultura social están diseñados para formar empleados y no emprendedores. En muchas asignaturas se enseña a cómo elaborar un currículum en lugar de brindar las herramientas para emprender un negocio propio.
Es un asunto de mentalidad que hay que cambiar para que la generación presente deje de ver el trabajo como algo que alcanzará en el futuro y comience a verlo como una oportunidad en el ahora en base a sus dones y capacidades. No hay atisbo de duda que el trabajo es una bendición; por su medio, el hombre encuentra satisfacción y un sentido de realización que muy pocas cosas se le pueden otorgar. Desde las actividades de caza en los amaneceres de la humanidad hasta los trabajos científicos de la más avanzada tecnología de la actualidad, el trabajo sigue siendo para el hombre una necesidad no solo de finanzas sino de satisfacción personal.
Bien lo establece el precepto bíblico que “el que no trabaje que no coma”, certificando con ello el diseño del creador de que el hombre produzca y encuentre dignidad en su obra. Ello debe hacerse con excelencia en todo tiempo: el músico perfeccionando la técnica, el pintor con las sombras y luces que aportan los colores, el constructor con las medidas y diseños adecuados, el médico con las actualizaciones pertinentes en los procedimientos, el obrero con entrega y pasión en lo que se le asigna.
Este día del trabajo revitalicemos nuestras fuerzas y renovemos nuestra forma de pensar para que el trabajo no sea una fuente de tensiones ni de cargas emocionales sino que sea el medio por el cual podamos bendecir a otros. Que nuestros lunes sean bienvenidos como los viernes y que encontremos en la obra de nuestras manos la plena realización de nuestros más hondos anhelos. No esperemos más, emprendamos y trabajemos con dignidad y pundonor en nuestros sueños, ¡Feliz Día del Trabajo!
Es un asunto de mentalidad que hay que cambiar para que la generación presente deje de ver el trabajo como algo que alcanzará en el futuro y comience a verlo como una oportunidad en el ahora en base a sus dones y capacidades. No hay atisbo de duda que el trabajo es una bendición; por su medio, el hombre encuentra satisfacción y un sentido de realización que muy pocas cosas se le pueden otorgar. Desde las actividades de caza en los amaneceres de la humanidad hasta los trabajos científicos de la más avanzada tecnología de la actualidad, el trabajo sigue siendo para el hombre una necesidad no solo de finanzas sino de satisfacción personal.
Bien lo establece el precepto bíblico que “el que no trabaje que no coma”, certificando con ello el diseño del creador de que el hombre produzca y encuentre dignidad en su obra. Ello debe hacerse con excelencia en todo tiempo: el músico perfeccionando la técnica, el pintor con las sombras y luces que aportan los colores, el constructor con las medidas y diseños adecuados, el médico con las actualizaciones pertinentes en los procedimientos, el obrero con entrega y pasión en lo que se le asigna.
Este día del trabajo revitalicemos nuestras fuerzas y renovemos nuestra forma de pensar para que el trabajo no sea una fuente de tensiones ni de cargas emocionales sino que sea el medio por el cual podamos bendecir a otros. Que nuestros lunes sean bienvenidos como los viernes y que encontremos en la obra de nuestras manos la plena realización de nuestros más hondos anhelos. No esperemos más, emprendamos y trabajemos con dignidad y pundonor en nuestros sueños, ¡Feliz Día del Trabajo!
