19/04/2024
12:32 AM

Primeros cinco años

Se ha referido el secretario de Estado, cardenal Parolín, a las críticas que ha recibido y recibe el papa, más desde dentro que desde fuera de la Iglesia. Distinguió entre aquellas que son agresivas y que, por lo tanto, destruyen, de aquellas que son constructivas, que nacen del amor al papa y a la Iglesia. Para el secretario de Estado, es normal que las haya porque las ha habido siempre.

Es probable que la ponderada y favorable opinión del cardenal no sea compartida por muchos. Las reformas que el papa está imprimiendo en la Iglesia están siendo recibidas con entusiasmo por algunos -los que habían sido más críticos con los papas anteriores- y con gran preocupación por otros -los que habían sido más leales-. De todas las formas, hay que recordar que cinco años es algo, pero que el tiempo de Francisco no ha acabado y aún puede haber sorpresas. Por eso es difícil hacer un juicio sobre algo que no ha terminado. Falta ver si el fruto que producen esas reformas es el que el papa quería: la evangelización de los que están fuera de la Iglesia y la revitalización de la vida cristiana de los de dentro. ¿Se han acercado a Cristo y a su Iglesia los no católicos o han vuelto a la práctica religiosa los no practicantes? ¿Hay más santidad, más vida de oración, más caridad, entre los que van a misa? ¿Han aumentado las vocaciones y el entusiasmo de los sacerdotes y religiosos por vivir su vocación? Eso será lo que indique si Francisco ha tenido éxito o si ha fracasado.

Pero, por encima de todo, lo que debemos hacer es rezar por el papa. Es lo que Francisco pidió desde el primer día de su pontificado, y es probable que ni sus más acérrimos defensores ni tampoco sus más feroces críticos, lo hagan. No debemos dejarle sólo. Necesita nuestra oración para que Dios le ilumine en la difícil tarea que ha puesto sobre sus hombros.