24/04/2024
11:35 AM

Realidades

El primer gran desafío es no engañarnos y creer en la falacia que estamos en “una vida mejor”.

Sergio Banegas

Desde hace mucho tiempo en Honduras se nos ha privado de esperanza, de tranquilidad, de condiciones dignas para el desarrollo más elemental del ser humano.

Nuestros gobernantes han quedado en grandísima deuda en relación con el Artículo 1 de nuestra Constitución politica (violentada por cierto), el cual dice que Honduras es un Estado de derecho “para asegurar a sus habitantes el goce de la justicia, la libertad, la cultura y el bienestar económico y social”.

Es más que evidente que ese aseguramiento ha sido una quimera en la entelequia de nuestros sueños más profundos. Lo que sí han asegurado nuestros gobernantes es su bolsillo y cuentas bancarias, han asegurado que el pueblo sea robado en su voluntad, han asegurado que nuestro país siga en los linderos tristísimos de ultimo mundo, aunque no lo quieran admitir. El pueblo de tierra adentro no conoce el desayuno, el almuerzo y la cena en un solo día, nuestros niños siguen recibiendo clases en pisos de tierra (aunque según algunos eso es bueno porque nos parecemos a Finlandia), nuestros hospitales están en crisis permanente por la falta de medicamentos e infraestructura que haga frente a las grandes demandas de salud de la población.

Esas son las realidades cotidianas afrontadas por nuestra gente mientras los gobernantes se siguen enriqueciendo tomando lo que no es suyo. El primer gran desafío es no engañarnos y creer en la falacia que estamos en “una vida mejor” cuando más bien debemos admitir el fango que nos ata para sacar de allí lo precioso de lo vil.

Ojalá algún día el Artículo 1 de nuestra Carta Magna sea una realidad fáctica en nuestra tierra, de tal manera que el desierto sofocante quede atrás y encontremos valles surcados por ríos de agua cristalina donde la corrupción ya no sea un lastre agobiante que cercene nuestro mañana.