Quizá no valoramos las cosas hasta que de alguna forma nos damos cuenta de que ya no podremos disfrutarlas más; por ejemplo, recuerdo a una señora que se quejaba amargamente de sus dos hijos adolescentes. Mantenían el cuarto bastante revuelto y un tanto desarreglado. Me dijo que siempre tenían la música moderna sonando casi todo el tiempo, los zapatos sin lustrar llenando el clóset. Recuerdo que le dije que llegaría el día cuando ellos marcharían de casa para formar su propia vida, en que ella entraría a ese cuarto y encontraría todo acomodadito, en completo orden, que escucharía un silencio total, y que ese día añoraría los días felices de sus hijos en casa. Mi consejo fue que los mejorara, pero que no se amargara por el comportamiento de esos adolescentes buenos.
Julio Iglesias en una de sus canciones cantaba: “Pobre del hombre que al mirar la tierra ve solo tierra”. Sí, creo que hay que ver más allá de lo obvio para que lo importante no nos pase inadvertido, por ejemplo, siempre me han maravillado las puestas de sol en el Pacífico. Recuerdo en mis años de adolescente ese espectáculo en Acapulco y los he vivido también en el sur hondureño cuando me ha tocado viajar por allá, pero he preguntado a muchas personas que han viajado por ahí qué es lo que más les llamó la atención, y para mi sorpresa muchos se quejan del calor que hizo.
Podemos estar realizando un trabajo que requiere nuestra destreza y entrega, pero no lo valoramos suficiente y una vez jubilados rememoramos “aquellos felices momentos”. Podemos tener cerca gente que amamos y que nos ama, y por verdaderas trivialidades amargar una relación que debió ser feliz. Podemos ver un bebé que sonríe sin percatarnos del encanto que hay en ello.
Si usted lo ve bien, Dios nos concede solo unas cuantas décadas para hacer lo que tengamos que hacer en esta tierra.
Después de ello, la oportunidad de ser felices habrá pasado. Entonces, las palabras de Joseph Addison adquirirán su verdadero significado: “Cuando leo las fechas en las tumbas de alguien que murió ayer y de otro que murió hace seiscientos años pienso que en ese gran día todos son contemporáneos”.
LO NEGATIVO: Esperar algún día en el futuro ser felices.
LO POSITIVO: Percibir lo que está a nuestro alcance y ser felices ya.