17/04/2024
01:05 AM

Donald Trump y la regulación razonable de la venta de armas

Cuando un hombre en un aeropuerto de Florida recoge su equipaje, saca un arma y mata a cinco personas, lo único que puede sorprendernos es que haya ocurrido en un aeropuerto.

En la gran oleada de matanzas en los Estados Unidos del siglo XXI, lo único que podemos decir de la tragedia ocurrida en el aeropuerto de Fort Lauderdale es que es la peor matanza en lo que va de 2017. Pero ya había habido seis incidentes con más de tres muertos y heridos. Tres personas fueron asesinadas en su casa de Fontana, California, y otra fue herida de gravedad. Fue acusado un pariente de 73 años de edad. La nota no llegó a los noticieros nacionales.

Pero el caso de Fort Lauderdale fue personal: casi todos viajan por los aeropuertos. “No podemos imaginar que esto haya ocurrido en un estado como el nuestro”, dijo el gobernador de Florida, Rick Scott, en una conferencia de prensa. Pocos minutos después recordó el hecho de que el año pasado fueron asesinadas 49 personas en un centro nocturno gay en Orlando.

Los funcionarios siguen tratando de averiguar la historia del sospechoso, identificado como Esteban Santiago, tratando de determinar si se inspiró, aunque fuera de una manera totalmente desquiciada, en el Estado Islámico. Siempre que ocurren estas tragedias, el país contiene el aliento hasta no tener la seguridad de que no implicó terrorismo. En cuanto nos lo dicen, respiramos aliviados y volvemos a nuestra vida en un país en el que un tipo cualquiera puede abrir fuego de repente en un centro comercial, un teatro o una escuela, solo porque está chiflado y tiene un arma.

En teoría, cuando ocurre una tragedia tan horrible, se supone que el país se toma de la mano y se unifica. Pero es difícil hacerlo cuando la tragedia es una matanza pues Estados Unidos es un país dividido entre lugares con armas y lugares sin armas. La reacción inmediata de los habitantes de los lugares armados al tiroteo de Fort Lauderdale es que Florida es uno de los pocos estados donde es ilegal llevar armas en las terminales aéreas.

Mientras tanto, en los lugares desarmados la gente se pregunta cómo es que se permite que los pasajeros de las aerolíneas lleven armas en su equipaje.

Es difícil tener una conversación racional sobre armas en un país con tal brecha cultural. Es tarea de los funcionarios nacionales cerrar esa brecha. Y más vale que sea posible, pues hay algunas cuestiones importantes en las que casi todos están de acuerdo. Una es que para comprar un arma es necesaria una revisión de antecedentes para evitar venderle armas a alguien con antecedentes delictivos o de trastornos mentales graves.

Se va a estar debatiendo por un tiempo el tema de si la revisión de antecedentes habría evitado la matanza del aeropuerto de Florida. Pero sea como fuere, una regulación razonable de la venta de armas siempre va a ser una regulación razonable de venta de armas.

Muy bien, este es el momento en que hay que decir que el presidente electo no cree en la regulación razonable de la venta de armas.

La posición de Trump respecto de la regulación de armas ha tenido una evolución bastante conocida. Allá en sus buenos tiempo, era una especie de moderado indiferente. Después vino la campaña presidencial y el romance con la Asociación nacional del Rifle, que destinó unos 30 millones de dólares a la campaña para llevar a Trump a la presidencia.

Después de eso ya estaba fantaseando en andar armado durante el tiroteo de los terroristas en París. “Ya les digo, si yo hubiera estado en el Bataclán o en los cafés, yo hubiera abierto fuego. A lo mejor me habrían matado, pero yo habría sacado mi pistola.”

En uno de sus actos dio a entender que si Hillary Clinton resultaba electa, los amantes de las armas podrían encargarse de ella. (“Si ella puede elegir a los jueces, no hay nada qué hacer, amigos. Aunque la gente de la segunda enmienda … no sé, quizá podría hacer algo.)

Y sistemáticamente ha apoyado la teoría de que el país sería un lugar más seguro si hubiera más gente armada. Donald Trump Jr., presidente de la Coalición Segunda Enmienda, recientemente formada por su papá, declaró: “Mi padre defiende la segunda enmienda para que usted, su cónyuge, sus hijos, puedan cuidar de sí mismos cuando alguien mucho más fuerte y más malvado trate de irrumpir en su casa.”

Pero en el mundo real, la posibilidad de que tener un arma en la casa se traduzca en proteger a la familia de un intruso peligroso son infinitesimales y mucho, pero mucho menores que la posibilidad de que un familiar acabe recibiendo un balazo de esa misma arma.

Pero volvamos a la revisión de antecedentes: los cabilderos de la NRA la odian. Y Trump ya prometió que en cuanto rinda protesta, él “desfirmará” la orden ejecutiva con la que Obama cerró una enorme laguna relacionada con la venta de armas en línea y con las ferias de armas.

Trump podría tener un buen arranque este mes simplemente no haciendo nada que divida más al país. Dándole al país una indicación de que el fulano que aterrorizó a tanta gente durante la campaña será mesurado en el cargo. Dejar la revisión de antecedentes como está. Ya hemos sufrido bastante.