19/04/2024
06:04 AM

El efecto Trump ya le está dando forma a acontecimientos por todo el mundo

  • 10 diciembre 2016 /

La semana pasada siguió adelante con un plan que se había retrasado mucho tiempo de construir 500 viviendas.

En cuestión de días tras la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el jefe de planeación urbana de Jerusalén declaró el final de una era en la que se restringieron las viviendas nuevas para los habitantes judíos en barrios disputados, por deferencia a las objeciones estadounidenses.

La semana pasada siguió adelante con un plan que se había retrasado mucho tiempo de construir 500 viviendas, una cantidad inicial de las miles que seguirán. En la oficina del alcalde se insistió en que el momento coincidió y que la decisión no es política. Sin embargo, el jefe de planeación dejó claro que vio una luz verde para proceder “ahora que (ganó) Trump”.

Se le puede llamar el Efecto Trump. Por todo el mundo, su elección ya está influyendo en situaciones _ o, al menos, se percibe que así _ aun cuando no asumirá el cargo sino hasta dentro de siete semanas. Las compañías que esperan beneficiarse con las políticas económicas de Trump han visto aumentar sus acciones. Los países que temen su posición en contra del comercio han visto el hundimiento del valor de sus monedas frente al dólar. Los gobiernos están recalibrando las políticas sobre comercio, defensa e inmigración.

Foto: La Prensa

El comportamiento de los mercados mundiales hacia Trump ha sido desigual. El lunes, las acciones y el dólar se deslizaron ligeramente y aumentaron los precios de los bonos, quizá indicando un poco de cautela tras el incremento poselectoral del mercado de valores.

Gran parte de la reacción mixta de los mercados refleja la incertidumbre sobre un presidente nuevo, que nunca ha ejercido un cargo público, por lo cual los dirigentes políticos, ejecutivos de negocios e instituciones internacionales hacen apuestas sobre cómo podría reinventar las reglas que han regido a las relaciones mundiales con presidentes estadounidenses de ambos partidos.

“Para aliados y adversarios por igual, la elección de Donald Trump representa el probable abandono del compromiso de Estados Unidos, que ya lleva décadas, de mantener el orden mundial”, notó Ivo Daalder, exembajador estadounidense ante la OTAN, quien ahora es el presidente del Consejo sobre Relaciones Exteriores de Chicago.

Para algunos, inicialmente, hubo una proyección prometedora. Los mercados bursátiles estadounidenses y extranjeros subieron por lo que algunos analistas llamaron “la sacudida Trump”. El promedio industrial del Dow Jones ha roto varias marcas desde la elección y la semana pasada subió hasta 19,000 por primera vez, en medio de las expectativas de políticas regulatorias más amigables con los negocios. A los bancos de inversión, como Goldman Sachs, les ha ido particularmente bien.

Algunas firmas europeas también han visto aumentar los precios de sus acciones. El Deutsche Bank, cuyas acciones se dispararon muy arriba, hasta 17 por ciento, después de la elección, tiene razones para estar optimista más allá de los vínculos de larga data con los negocios de Trump. Ya que el Departamento de Justicia propone una multa de 14,000 millones de dólares al iniciar las negociaciones con el banco, su manejo de los valores respaldados por hipotecas en la crisis financiera del 2008, algunos en Alemania esperan que un nuevo gobierno ceda y relaje las regulaciones.

Otra compañía que ha visto aumentar el valor de sus acciones desde la elección es Magal Security Systems, una firma israelí que ayudó a desarrollar barreras de seguridad de alta tecnología alrededor de Gaza y Cisjordania. Con la promesa de Trump de construir un muro a lo largo de la frontera con México, los inversionistas esperan que firmas como Magal pudieran conseguir parte del negocio. Las acciones de Magal subieron algo así como 24 por ciento por arriba de su nivel previo a las elecciones, y el volumen de transacciones fue unas 150 veces más alto.

Por alguna razón, México ha recibido un golpe económico desde las elecciones. Además del muro, Trump se ha comprometido a salirse del Tratado de Libre Comercio para América del Norte. El peso de México ha caído drásticamente y, la semana pasada, su banco central recortó su proyección de crecimiento para el año entrante debido “al proceso electoral en Estados Unidos”.

Otras economías han reaccionado con trepidación en medio de temores de que las políticas de Trump pudieran hacer subir las tasas de interés y de la inflación, una expectativa que algunos comerciantes denominan trumplación.

Algunos países están tratando de resolver cómo van a responder en otras formas. Dirigentes de los aliados de la OTAN están examinado incrementar el gasto militar en respuesta a la insistencia de Trump de que paguen una mayor parte de su defensa. La semana pasada, Lituania eligió a un nuevo primer ministro, quien renovó la promesa del país de incrementar el gasto en seguridad.

En las Filipinas, donde el presidente Rodrigo Duterte está peleado con el presidente Barack Obama, el gobierno ha tratado de ganarse el favor de Trump en Washington. Duterte nombró como nuevo enviado a Estados Unidos a José E.B. Antonio, el magnate inmobiliario que ayudó a construir la Torre Trump en Manila. Después de que Gran Bretaña rechazó la sugerencia de Trump de nombrar a Nigel Farage, un dirigente de la campaña “brexit” para abandonar la Unión Europea, como embajador ante Estados Unidos, el Times de Londres reportó que es posible que Farage se mude a Estados Unidos de cualquier forma.

El efecto Trump no ha sido más visible en alguna otra parte además de Jerusalén, donde la derecha política se ha regocijado abiertamente con las elecciones. El primer ministro Benjamín Netanyahu, quien ha tenido una relación espinosa con Obama, ha dejado claro a sus asociados que está encantado por la ascensión de Trump.

Miembros de la coalición de Netanyahu esperan que Trump renuncie a la práctica de Obama y de otros presidentes de ambos partidos que trataron de evitar que Israel construyera viviendas en Cisjordania y el este de Jerusalén. Poco después de la elección, un asesor de Trump dijo que los asentamientos no son un obstáculo para la paz, al parecer con el mismo argumento que da Netanyahu.

“Las próximas semanas presentan una ventana de oportunidad única para Israel”, señaló Naftali Bennett, quien lidera al partido proasentamientos en el gabinete de Netanyahu, dijo en una conferencia patrocinada por The Jerusalem Post la semana pasada. Tras años de presión estadounidense, añadió, “Somos nosotros los que decidimos”.

Betty Herschman, la directora de relaciones internacionales de Ir Amim, una organización que se opone a la construcción de asentamientos, dijo que es demasiado pronto para saber cuál sería realmente la política de Trump. Sin embargo, dijo que algo sí está claro: “La derecha israelí ya está celebrando”.

Un ejemplo es la decisión que se tomó la semana pasada sobre 500 nuevas viviendas en Ramat Shlomo, un barrio ultraortodoxo del este anexado de Jerusalén, del otro lado de la “línea verde” que delinea la frontera que existió hasta que Israel ganó la guerra de 1967. La unidad habitacional se había estado planeando durante años. El anuncio de que se procedería con la construcción, que se hizo en 2010 cuando el vicepresidente Joe Biden estaba de visita en Israel, enfureció a Obama y a su equipo.

Brachie Sprung, una portavoz del alcalde Nir Barkat, dijo que la acción del comité municipal de planeación de la semana pasada se debió a que el constructor regresó al ayuntamiento con las revisiones a los planos para las que se requiere una nueva aprobación.

“No se ha hecho ninguna declaración política aquí, con este terreno”, dijo.

Sin embargo, fue fácil ver la movida en el contexto del surgimiento de la época de Trump. Meir Turgeman, el vicealcalde que encabeza al comité de planeación, apenas días antes había prometido avanzar en las 7,000 viviendas que se habían retrasado por la presión estadounidense y mencionó a Ramat Shlomo como ejemplo.

“Pretendo explotar el cambio de guardia en Estados Unidos y hacer que aprueben”, dijo Turgeman al Canal 2 de Israel. Hasta ahora la oficina de Netanyahu lo había presionado para no proceder y evitar enojar a Washington. “Eso se acabó. Desde ahora, pretendemos sacar los planos de la congeladora”.

© New York Times News Service