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¡Gracia!, don maravilloso

  • 09 marzo 2016 /

En el museo de Tel Aviv se exhibe con orgullo una diminuta placa de plata referente al don de la gracia. “Que Yavé haga resplandecer su faz sobre ti y te dé su gracia”. Fue forjada en tiempos del rey David, y los expertos traductores y arqueólogos aseguran que se trata de la breve prédica que Dios entregó a Moisés para bendecir y alentar a su pueblo. Se trata de un don que se adquiere con el estudio y que algunas personas afortunadas lo traen inherente. Conocemos a un niño de dos años, quien posee en alto grado la gracia divina, todo el mundo lo quiere, lo celebra y se esmera en atenderlo.

Esa es la importancia del presente escrito que enmarca en oro el valor de la GRACIA, tan preciada y gratuita como el aire y al alcance de la mano. Cuántos palos y negativas hubiera superado al conocer la vital importancia en mis años de vendedor tocapuertas en Lima, Perú, país de ajedrez.

“Ese cocinero sabe cocinar y es muy hábil, mas no tiene gracia para el sabor”. “La cantante es muy bella y su voz es extraordinaria, sin embargo, no tiene gracia para atraer al público, no podemos contratarla”.

En todas las actividades de la vida inyectémosle gracia.

¿Y cómo se obtiene la gracia? Haciendo bien las cosas y otorgándole valor a lo que hacemos, es menester saber apreciar lo elegante y positivo de la gracia. Es tan importante que todos los días la usamos al agradecer por algo que recibimos o un favor en bien. En uno de los grandes deportes de multitudes, existe un campeón indiscutible que el público no quiere. Su arte, su talento y su destreza lo han encumbrado a lo alto, pero no tiene gracia. El hombre de dinero Bill Gates se dio cuenta a tiempo y habló con el papá y lo nombró director de la fundación más grande y cuantiosa del mundo. La fundación nos ha coronado de paz y felicidad a toda la familia, gracias, expuso ante el público. A mis alumnos de ajedrez en Infop y por la red, les hago llegar el mensaje de la GRACIA; el conocer el juego-ciencia ajedrez es una gracia.