16/04/2024
06:23 AM

Maccih vs. Cicih

  • 09 marzo 2016 /

La actual lucha contra la corrupción y la impunidad derivada del clamor popular y la lucha continua en las calles de la población han comenzado a rendir frutos: ya se han hecho esfuerzos encaminados a la intervención y encarrilamiento del sistema de justicia hondureño; sin embargo, la recién creada Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih) no goza actualmente de ninguna credibilidad en el sector popular, lo cual se deriva del hecho de nacer directamente en el seno de la OEA y especialmente por ser promulgada por el presidente de la república, Juan Orlando Hernández.

El hondureño escéptico, carente de esperanzas de un futuro mejor y más que todo movido por instinto y determinación, prefiere por otro lado algo que tuvo y tiene resultados palpables casi inéditos en la región en el hermano país de Guatemala: el hondureño quiere y prefiere la Comisión Internacional contra la Impunidad en Honduras (Cicih) no solo por venir de un organismo internacional de mayor peso como la ONU, sino también porque quiere y demanda, como soberano que debería ser escuchado, el final absoluto y castigo inmediato a los cómplices y hechores que construyeron un imperio con base en la corrupción.

El hondureño desea y merece un país donde se pueda prosperar libre de la clase política tradicional y servil a los intereses de grupos económicos, libre de un sector empresarial monopolista y explotador. El reto está lanzado, y mientras el Presidente de los hondureños se niegue a escuchar la voz de su pueblo, estos seudoesfuerzos por parte del Gobierno se unirán a la lista incontable de promesas falsas o inconclusas de siempre que tenían como finalidad mejorar la capacidad de impartir justicia.

Al final del día podemos por lo menos pensar que como pueblo hemos avanzado un poco más hacia la luz -pero no gracias al Gobierno-, esa luz de la verdad y el conocimiento que es base fundamental para la exigencia de mejores derroteros para esta y las generaciones futuras. ¡Presidente, digamos sí a la Cicih!