<div id='DTElementID-21683989' class='WebText'Este lamento de ¡tengo hambre! ha sido una exclamaci&oacute;n end&eacute;mica, especialmente en los ni&ntilde;os y ancianos, en los 298 municipios del territorio nacional. Pues sabemos que de la poblaci&oacute;n de Honduras, de 9.3 millones de habitantes, un 70% pertenece a la clase pobre y, entre esta cifra, por lo menos un 40% vive en la extrema miseria, y la mayor&iacute;a son menores de edad. Desde ese martes 11 de marzo, d&iacute;a en que las autoridades de salud p&uacute;blica dieron a conocer los dos primeros casos de contagiados por el coronavirus hasta el mi&eacute;rcoles pasado, sumaban 52 infectados en siete departamentos; entre ellos, Cort&eacute;s con 24 casos y Francisco Moraz&aacute;n con 16. Con toda esta crisis por esta pandemia en la naci&oacute;n no todo es malo, pues en 11 departamentos no hay casos del Covid-19. Los efectos de esta pandemia se han sentido desde el viernes 20 de marzo, en que el Gobierno decret&oacute; toque de queda a nivel nacional para evitar que este virus se propagara. Pues en toque de queda, la primera medida es no salir de casa y de prevenci&oacute;n lavarse las manos. Muy buenas medidas, pero la mayor&iacute;a de los trabajadores, hombres y mujeres de cualquier edad, trabajan, como dice el dicho: “a coyol partido, coyol comido”. Lo que se gana diario, se gasta igual. Por ejemplo, los vendedores ambulantes de cualquier clase de productos y servicios: los mercados, taxistas, buseros, vendedoras de sexo, lustreros, mendigos, entre otros. Al presidente Juan Orlando Hern&aacute;ndez y sus asesores se les olvida que, de toda esta crisis del coronavirus, el peor virus de la mayor&iacute;a del pueblo hondure&ntilde;o es el hambre, que los empuja a salir a las calles y avenidas de un pa&iacute;s llamado Honduras.</div