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Por la segunda vuelta

  • 25 octubre 2014 /

Respecto a la segunda instancia electoral que habrá de celebrarse hoy y en la que los brasileños habrán de decidir si Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) continúa por un segundo período en la presidencia o si ésta pasa a manos de Aécio Neves, el ex gobernador de Minas Gerais, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), hay dos cosas que no se deben hacer: una, confiar en las encuestas y la otra, hacer pronósticos sobre cuál será el resultado. No es que se dude de la seriedad e idoneidad de las encuestadores; lo que ocurre es que la opinión de los brasileños ha resultado ser muy cambiante, como quedó demostrado en las elecciones del 5 de octubre, en las que la ambientalista Marina Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), quedó en tercer lugar cuando una semana antes los muestreos la señalaban como la favorita indiscutida. ¿Y quién se anima a pronosticar que van a hacer los brasileños al momento de votar que es cuando se decisión se contabiliza y tiene consecuencias efectivas? Es notorio y los hechos de los últimos tiempos, las cifras económicas y el propio resultado de las elecciones del domingo 5 cantan, que son mayoría los brasileños que están desconformes con el gobierno del PT, lo que hace pensar que ello llevaría al triunfo a Neves. Sin embargo, hay que tener en cuentas que mucho de esos disconformes lo estaban porque el gobierno de Rousseff había abandonado la línea de izquierda. Pero además, no hay que subestimar el peso de Lula, quien se ha metido de lleno en la campaña. Y si es difícil prever que harán ese 20 y pico de millones de votos de Marina, mucho más lo es aún saber que harán casi 40 millones de electores que no fueron a votar, o que votaron en blanco o que su voto fue anulado. De los 142,8 millones de habilitados un 19,3% (27,560 millones) se abstuvieron, 4,4 millones (3,8%) votaron en blanco y hubo 6,7 millones de votos anulados (5,8%). Para empezar parecería que ese 19,3% (uno de cada cinco brasileños) no está tan desconforme con la situación, si no fuera así no se hubieran quedado en sus casas.

Por todo esto es que es difícil hacer pronósticos. Es menos difícil, aunque no es tampoco fácil prever lo que haría uno y otro. Sin duda ninguno de los dos se meterá con la “Bolsa Familiar”, el subsidio a los sectores más necesitados. Habrá si gana Neves algún cambio en la política exterior y comercial, pero no tanto como se cree. Ambos son brasileños, con un común sueño imperial y una sola Itamaratí.