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Remezón

  • 29 septiembre 2014 /

Las primeras reacciones a la aprobación de las nuevas normas académicas...

    San Pedro Sula, Honduras.

    Las primeras reacciones a la aprobación de las nuevas normas académicas por parte del Consejo Universitario no han resultado desfavorables, aunque sí han dejado en evidencia un vacío para lograr el mejoramiento de la calidad educativa y la profesionalización de los egresados del nivel superior. A los logros cuantitativos sigue ahora lo fundamental, metas cualitativas a un más largo plazo.

    Las reformas en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) han ido cuajando en los últimos seis años con decisiones y exigencias elementales como el control de asistencia del personal en todas las áreas y la presencia de los docentes en las aulas. Puede sonar primitivo, pero por años y aún quedan residuos, bastaba la presentación el primer día, señalar libros, capítulos o anunciar folletos, etc.

    Solucionado este gran problema, cuya oposición llegó incluso a los tribunales, el paso siguiente se ha comenzado a dar y como señala la sabiduría popular con determinación, pero sin precipitación para que se vayan asentando las reformas y los cambios no solo tengan el reconocimiento interno sino valoración en el exterior.

    “Con las nuevas reglas no solamente se exige el 70%, sino crear un reglamento de evaluación que no está establecido y que es necesario. De esta forma se podrá demostrar que los estudiantes sí pueden aprobar con este índice”, explica Carlos Pineda, exdirector de la Unah-vs y actual subdirector académico. Desde la asociación de catedráticos la respuesta al Consejo Universtario no ha sido tan favorable, particularmente por los cuestionamientos relativos a reprobaciones masivas en algunas asignaturas y la imposición de evaluaciones a los catedráticos que imparten las asignaturas cuestionadas. “Aumentar el índice no es la medida fundamental para mejorar la universidad”, expresa Guillermo Ayestas, representante de la Adunah.

    Las exigencias a los estudiantes son las primeras en conocerse, pero también las hay para los docentes en la búsqueda de elevar su nivel de grado, de manera que para el ingreso en la academia la credencial sea maestría o doctorado. El posgrado es la carta de presentación que habrá de adquirir casi el 90% de los catedráticos de la Unah-vs, con título de licenciatura.

    No es esto, sin embargo, garantía de un excelente y eficaz desempeño en el aula o en la investigación, pues el conocer no es sinónimo de capacidad para compartir el saber. La docencia exige vocación y el dominio de herramientas pedagógicas. El sistema educativo experimenta un fuerte y saludable remezón que llega tarde, pero llega.

    A maestros y alumnos se les presenta el desafío, pero es responsabilidad de la Unah disponer de espacios físicos adecuados; dotar los laboratorios de personal, equipo y material; acompañar y destinar recursos para la investigación y crear un ambiente donde intereses extraacadémicos no apaguen la luz.