Las embajadas de Europa y Estados Unidos han extremado la seguridad por temor a un nuevo “en respuesta al vídeo producido en EUA.
Hasta ahora se han anunciado actos de protestas en ciudades como Hannover y Cuxhaven, así como en Karlsruhe y Friburgo y el populoso “Land” de Renania del Norte-Westfalia.
En ese estado federado tiene su centro de operaciones la formación ultraderechista Pro Deutschland, que se propone exhibir en Berlín el controvertido video el próximo noviembre.
Este partido marginal, sin representación más que en algunos consistorios locales, levantó ya unos meses atrás violentas protestas de la minoría salafista (corriente rigorista del islam) al exhibir en las inmediaciones de mezquitas de todo el país caricaturas de Mahoma.
El Ministerio de Asuntos Exteriores anunció que mantendrá cerradas sus embajadas en los países musulmanes ante posibles protestas violentas después de que el viernes anterior miles de manifestantes trataran de irrumpir en su representación en Sudán.
La embajada de Jartum quedó parcialmente incendiada, sin que las autoridades intervinieran contra los violentos, a lo que siguió una dura condena del ministro de Exteriores, Guido Westerwelle.
Televisión
EUA compró espacios publicitarios en las estaciones de televisión paquistaníes para emitir una serie de comunicados en un intento de frenar las protestas contra un filme antiislamista, dijo un funcionario estadounidense ayer.
“Después de que la película salió había preocupación en muchos organismos políticos, incluido Pakistán, sobre si representaba las opiniones del Gobierno”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
“Así que para asegurarnos de que llegábamos al mayor número de paquistaníes posible, unos 90 millones en este caso, según tengo entendido, el criterio fue que esta era la mejor manera de hacerlo”, explicó.
El Departamento de Estado gastó unos 70 mil dólares para emitir un anuncio en urdu (lengua nacional paquistaní).
Antecedentes
Una forma de protesta que se ha repetido en numerosas ocasiones desde que hace 24 años Irán condenara a muerte al escritor británico de origen indio Salama Rushdie por su polémico libro Los versos satánicos.
Fue el ayatolá Rujola Jomeini quien el 14 de febrero de ese año, poco antes de morir, emitió una fatua (edicto religioso) en el que ponía precio a su cabeza. Más beligerantes e incisivas fueron las obras publicadas por la periodista italiana Oriana Fallaci, quien también hubo de sufrir la intransigencia de los radicales.
En 2002, poco después de los cruentos atentados del 11-S de 2001 en EUA, la reportera sacó a la luz La rabia y el orgullo, en el que comparaba a los “hijos de Alá” con las ratas.
Dos años más tarde, Fallaci azuzó la pira inquisitorial con otra obra, La fuerza de la razón, criticada por aquellos que considera que existe una cruzada intelectual desde occidente contra los mahometanos.Me nor suerte tuvo el director de cine holandés Theo van Gogh, apuñalado hasta la muerte por un joven musulmán marroquí el 2 de octubre de ese mismo año a causa de su documental Sumisión, en el que denunciaba la situación de la mujer en el mundo islámico.
