El primer día de clases en la universidad de Fernanda Pozo Carreño fue en 1941, en sus años de juventud y luz. Decidió estudiar la licenciatura en Química, en su ciudad, en la Universidad de Murcia, España y era una de las 5 mujeres de toda su carrera.
Por cuestiones personales, debió dejar su carrera inconclusa.
Sólo le quedaba una materia para terminar su paso universitario pero por diversos y poderosos motivos personales, Fernanda tuvo que olvidarse de sus estudios en ese momento y aplazarlos.
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Hasta que un buen día decidió tomar cartas en el asunto y concluir su carrera universitaria de Química, a pesar de todos las dificultades que significaría y todos los sacrificios que tendría que hacer.
Volvió a la Universidad de Murcia para inscribirse nuevamente y poder concluir sus carrera.
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Ni siquiera una silla de ruedas impidió que Fernanda se desanimara para volver a ir a clases universitarias. De hecho, ella dice que su secreto fue siempre estar motivada.
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