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Más del 60% en favor de dar ciudadanía a indocumentados

  • 21 marzo 2013 /

El sondeo, encargado por el Instituto de Investigaciones Públicas sobre Religión y el Instituto Brookings fue realizado entre 4,500 personas.

Seis de cada diez estadounidenses están de acuerdo en que los más de 11 millones de indocumentados puedan convertirse algún día en ciudadanos, bajo condiciones, según un amplio sondeo conjunto difundido ayer por dos centros de análisis.

Un 21% de los 4,500 encuestados cree que esos indocumentados deberían ser identificados y deportados, y un 14% que solo tienen derecho a la residencia legal permanente.

Una reforma migratoria integral, que cubriría tanto la situación legal de los inmigrantes sin papeles como el futuro del sistema inmigratorio, está siendo negociada por miembros del Congreso.

Tras su reelección, el presidente Barack Obama prometió que ese controvertido tema sería una de sus prioridades legislativas, y destacados dirigentes del Partido Republicano estuvieron de acuerdo.

El sondeo, encargado por el Instituto de Investigaciones Públicas sobre Religión (PRRI por sus siglas en inglés) y el Instituto Brookings revela que una corta mayoría (53%) de republicanos está a favor de la ciudadanía como etapa final de la legalización, algo que comparten el 71% de los demócratas.

Largo proceso

Actualmente para que un inmigrante se convierta en ciudadano debe ser residente legal durante un mínimo de cinco años, un plazo que se acorta si está casado/a con un estadounidense, si es militar o si alguno de los padres es estadounidense.

El estudio, realizado durante el mes de febrero, es uno de los más amplios realizados hasta la fecha.

Más del 70% de los hispanos cree que los indocumentados merecen tener acceso a la ciudadanía, más del 60% de los blancos comparten esa opinión.

En general, los estadounidenses confían más en el Partido Demócrata (39%) que en el Republicano (29%) para resolver el asunto, pero un 23% afirma que no confía en ninguno de los dos partidos. La encuesta también aborda otros aspectos de la sociedad estadounidense, que en las próximas décadas sufrirá una profunda transformación cultural y demográfica, en la que los blancos dejarán de ser la mayoría.

El 61% de los blancos entrevistados cree que el estilo de vida y la cultura estadounidense han cambiado para peor.

El 56% de los negros y el 51% de los hispanos cree por el contrario que ha mejorado.

Reforma vigente

Todo el mundo habla de una inminente reforma migratoria pero olvidan que la última, aprobada hace casi 30 años, sigue vigente y con casos abiertos.

La llamada amnistía de 1986 generó un nivel de litigación tan alto que aún arrastra casos casi tres décadas después de su aprobación y sirve para que expertos y abogados pidan al gobierno una reforma escrita de forma simple y con pocas restricciones para evitar batallas en las cortes que han costado millones de dólares y dejado a cientos de inmigrantes en el limbo durante años. “La vida de estas demandas fue mucho más larga de lo que cualquiera esperaba y mucho más larga de lo que debería haber sido”, dijo Muzaffar Chishti, director de la oficina de Nueva York del Instituto de Política Migratoria.

“Duró demasiado tiempo. La lección a aprender ahora es que es mucho mejor y más productivo diseñar un sistema que sea lo más simple e inclusivo, posible”, agregó.

En el año fiscal 2012 el gobierno aún recibió 21 solicitudes de inmigrantes interesados en ajustar su estatus migratorio a través de la vieja reforma firmada por el presidente Ronald Reagan.

Quince de ellas fueron aprobadas, según datos de los Servicios de Inmigración y Control de Aduanas. Las cifras son de solicitantes que se unieron a la última demanda colectiva en contra del gobierno para pedir que se les incluyera como beneficiarios de lo que ahora se conoce como “amnistía tardía”. AFP/AP/EFE