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Náufrago salvadoreño regresa a su país tras más de un año en el mar

  • 11 febrero 2014 /

El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga llegó al aeropuerto internacional El Salvador.

El Salvador, El Salvador

El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga, quien dice haber sobrevivido 13 meses a la deriva en el océano Pacífico, retornó la noche de este martes a su país, que lo recibe como un héroe, en medio de un tumulto de periodistas.

Alvarenga, de 37 años, partió el lunes de Islas Marshall, donde fue rescatado el 30 de enero, y tras hacer escalas en Hawai y en Los Ángeles (EEUU), llegó en un vuelo comercial a eso de las 20H0 locales (02H00 GMT del miércoles) al aeropuerto internacional El Salvador, 44 km al sureste de la capital, confirmó a la AFP Irene Sánchez, jefa de comunicaciones de la cancillería.

'El está aquí en el aeropuerto, está recibiendo las primeras atenciones para determinar si puede salir a declarar. Ha sido un viaje largo', agregó Sánchez.

Hasta ahora el náufrago no ha comparecido ante medio centenar de periodistas apostados en la terminal aérea, pero el canciller Jaime Miranda anunció un conferencia de prensa en el salón VIP, sin confimar si Alvarenga estaría presente.

Más temprano, las autoridades habían señalado que Alvarenga, quien en el vuelo fue acompañado por Diego Dalton, consejero de la embajada salvadoreña en Japón, sería recibido por familiares en el aeropuerto y podría aparecer ante las cámaras y si lo estimaba conveniente brindaría un saludo a los salvadoreños.

Según lo previsto, el náufrago será llevado en ambulancia para ser internado al menos 24 horas en cuidados intensivos del hospital San Rafael, en Santa Tecla, 10 km al oeste de San Salvador, a fin de que un equipo de seis médicos le practiquen una serie de exámenes, declaró a AFP el director del centro, Yerles Ramírez.

'Un guerrero'

En el hospital, de acuerdo con versiones de prensa, están los padres, Ricardo Orellana y María Julia Alvarenga, llevados por las autoridades desde el pueblo costero Garita Palmera, 118 km al suroeste de San Salvador, de donde es oriundo el náufrago.

Una batería de periodistas lo ha esperado todo el día en aeropuerto y en Garita Palmera su hija, Fátima, de 14 años, había adornado la casa con globos azules para dar la bienvenida a su padre.

'Gracias a dios mi primo es un guerrero, porque otra persona no sé qué hubiera hecho. Estamos felices de ver que ha vuelto después de tanto tiempo', declaró en la terminal aérea Marisol Alvarenga, de 35 años, prima del náufrago.

Alvarenga, quien se quedó a vivir en México como pescador indocumentado hace 15 años cuando buscaba emigrar a Estados Unidos, salió a pescar tiburones en la costa mexicana del Pacífico en diciembre de 2012.

Trece meses después apareció en las Islas Marshall, a 12.500 kilómetros, demacrado, con pelo largo y barba espesa, las rodillas lastimadas y vistiendo unos calzoncillos hechos jirones.

En Majuro estuvo varias veces en el hospital para recuperarse de las consecuencias de haber estado, según relató, comiendo pájaros y pescado crudos y bebiendo sangre de tortuga y su propia orina.

Su compañero de pesca, Ezequiel Córdoba, de 24 años, murió cuatro meses después de haber zarpado, incapaz de soportar esa dieta, explicó Alvarenga a la AFP la semana pasada.

Delicado pero estable

Aunque los médicos en Majuro autorizaron el viaje de más de 24 horas, el náufrago debió someterse a exámenes médicos durante las escalas del vuelo para seguir adelante con la reptriación.

'su situación es delicada de salud', dijo a la AFP el vicecónsul en la misión salvadoreña en Los Ángeles, Julio Calderón. Pero 'no ha empeorado, se mantiene estable', explicó. Un funcionario de la cancillería dijo que tenía los pies 'muy hinchados'.

En un comunicado, la cancillería se había comprometido a asegurar 'una repatriación segura, digna y ordenada'.

'La verdad es que es muy admirable. Dios le dio la fortaleza para sobrevivir,' dijo José Batre, agricultor de 53 años quien llegó a despedir a su hija que viajaba a Los Ángeles. Su esposa Francisca Berganza, de 59 años, agregó: 'Yo me hubiera muerto en tres días de miedo.'

En las calles, bares, restaurantes y otros sitios públicos del país, el caso es tema constante de conversación. Para muchos, incluidas las autoridades estatales, representa un símbolo de coraje y esfuerzo por sobrevivir.

'Lo recibimos con orgullo, representa a un gran luchador que le ganó la batalla a la gigantesca adversidad que vivió al ser arrastrado mar afuera y por eso en nuestra tarea de socorro lo pondremos como ejemplo de esfuerzo y tenacidad', comentó a AFP el director de Protección Civil, Jorge Meléndez.

La extraordinaria historia de supervivencia, que no ha estado exenta de dudas, captó la atención mundial.