Tres argentinos, uno de ellos 'cartonero', vestidos con ropas de trabajo, se sentaron junto a los altos delegados de todo el mundo que hoy asistieron a la misa de inicio de pontificado del papa Francisco, al que conocen desde hace años y que siempre -dijeron- ha luchado por la dignidad del hombre.
'Una presencia deseada por el papa. Los pobres junto a los poderosos'. Con ese título, el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano', contó que hoy asistieron a la misa Sergio Sánchez, recolector de cartones -'cartonero', como son conocidos- de Buenos Aires; la monja misionera Ana Rosa Sivori, prima segunda del papa; y José María del Corral, director de un centro educativo.
Sánchez acudió a la misa con el chándal azul y verde que utiliza para recoger materiales abandonados en las calles de la capital argentina y que pueden reciclarse.
Pertenece al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y conoce a Jorge Mario Bergoglio desde hace cinco años, 'cuando era más dura la lucha por el reconocimiento de la dignidad de los trabajadores', contó.
'A la única persona que nos encontramos a nuestro lado fue el padre Bergoglio. También él luchaba contra las diferentes formas de esclavitud a la que estábamos sometidos los trabajadores, contra la trata de seres humanos usados como máquinas de producción', señaló.
Sánchez contó que en una ocasión, el actual papa, acudió a una de sus protestas. 'De él hemos aprendido a luchar para mejorar nuestro modo de vida', añadió, a la vez que contó que desde entonces entabló una amistad con Bergoglio y hoy tenía que estar en el Vaticano.
Ana Rosa Sivori, de las Hijas de María Auxiliadora, lleva 46 años como misionera en Tailandia, donde ayuda a los niños. Hoy quería estar junto a su primo segundo, 'que aunque todavía no me ha llamado, sabe que estoy aquí', declaró.
José María del Corral es el director de programa Escuela de Vecinos, promovido por Bergoglio, 'el cual considera que los jóvenes no son indiferentes a lo que ocurre a su alrededor y desean participar con los vecinos', recoge el diario.
Jóvenes de diferentes iglesias cristianas participan en el programa, en el que analizan el problema de la droga, la violencia, la ilegalidad y la inseguridad ciudadana.
Tampoco necesitó una invitación para asistir hoy a la misa, porque ya antes del cónclave -contó- le dijo al cardenal Bergoglio que tenía hecha la maleta para viajar a Roma, ya que estaba seguro de que volvería a verlo, pero como papa
