Un desgraciado incendio le quemó prácticamente toda la cara. Perdió las orejas, la nariz, el pelo y los labios. Sus ojos eran apenas dos pequeños orificios irregulares.
Desesperado, se sometió al trasplante más completo que se había realizado hasta la fecha. Una intervención de 12 horas que consiguió devolverle buena parte de su antiguo rostro. Hoy, Patrick Hardison ha recuperado la esperanza.
A sus 42 años, este bombero estadounidense siente que la vida le ha dado una segunda oportunidad. La operación resultó ser un rotundo éxito, y su evolución ha sido sorprendente. Ya no siente miedo de ir a recoger a sus hijos al colegio o de salir a correr.
La pesadilla de Patrick Hardison comenzó en 2001, cuando, mientras colaboraba en la extinción de un incendio, las llamas quemaron la mayor parte de su cara. De 27 años, padre de tres niños y con siete años de servicio como un bombero voluntario al momento del accidente, entró a una casa en llamas para buscar a una mujer. El techo se vino abajo, dejándole quemaduras de tercer grado en la cabeza, el cuello y el torso superior. Toda su fisonomía desapareció.
Los resultados de la operación son evidentes, algo que ha utilizado para animar a otras personas con problemas similares: “Estoy especialmente orgulloso de compartir mi historia con otros bomberos con quemaduras, socorristas y militares de Estados Unidos. Quiero ayudar a aquellos que estén heridos sepan que también hay esperanza para ellos”.
El trasplante se extiende desde la parte superior de la cabeza, sobre el cráneo de Hardison y baja hacia las clavículas enfrente.
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La cirugía ha allanado el camino para que recupere la visión normal, y en una entrevista – realizada la semana pasada – dijo que esto le permitirá lograr un objetivo importante: “Empezaré a manejar otra vez”.
El doctor Eduardo Rodríguez, que encabezó al equipo quirúrgico que hizo el trasplante de Hardison y que recientemente escribió un artículo sobre el tema, afirmó que el de Hardison es por mucho el más extenso realizado exitosamente en términos de la cantidad de tejido transferido.
El trasplante se extiende desde la parte superior de la cabeza, sobre el cráneo de Hardison y baja hacia las clavículas enfrente. En la espalda alcanza lo suficientemente abajo que solo un pequeño parche del cabello original del paciente permanece, y cuyo color fue igualado con el cabello rubio oscuro que crece en su nuevo cuero cabelludo. El trasplante también incluyó ambas orejas. La cirugía comenzó el 14 de agosto y duró 26 horas.
No dejó cicatrices en el nuevo rostro de Hardison porque la costura del tejido trasplantado corre por la parte posterior de su cráneo.
Tomado de El País