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Ejecutan al latino que intentó fugarse del corredor de la muerte

  • 17 febrero 2016 /

Gustavo García fue ejecutado con la inyección letal en Texas.

Texas, Estados Unidos.

El estado de Texas (EUA) ejecutó hoy a Gustavo García, un latino condenado por un asesinato de 1990 y que en 1998 intentó fugarse del corredor de la muerte, pero lo interceptaron antes de saltar el último muro.

A García, de 43 años, lo declararon muerto a las 18.26 hora local (00.26 del miércoles GMT) tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville, según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.

Sus últimas palabras fueron: 'A mi familia, a mi mamá, los quiero. Que Dios los bendiga, sean fuertes'.

En diciembre de 1990, con 18 años recién cumplidos, García y su amigo Chistopher Vargas -que tenía 15- decidieron asaltar una licorería en Plano (cerca de Dallas) en busca de dinero y alcohol. Tras obtener el anhelado botín, García asesinó de un disparo en la cabeza al dependiente, Craig Tuski.

El golpe les había salido bien y en enero de 1991 decidieron repetir, esta vez en una gasolinera, también de Plano y en compañía de la esposa de García, Sheila García. Robaron cerveza, vaciaron la caja y ejecutaron de un tiro en la nuca al dependiente, Gregory Martin.

Pero corrieron menos suerte que en la licorería: Martin estaba hablando con su novia cuando los asaltantes irrumpieron y ella avisó a la Policía, que cuando llegó al establecimiento encontró a García escondido en un congelador y los detuvo a todos. Los investigadores vincularon los dos asaltos ya que el arma utilizada fue la misma.

A García lo condenaron a muerte por el asesinato de Turski, mientras que Vargas cumple cadena perpetua. Sheila García fue condenada a 20 años de cárcel y ya está en libertad.

En 1998, tras casi ocho años encerrado, García y otros seis reos protagonizaron un histórico intento de fuga que se saldó con la muerte de Martin Gurule, el único de los siete que logró superar los muros de la cárcel, aunque murió supuestamente ahogado en un arroyo cercano poco después.

'Al menos puedo decir que lo intenté', confesó García en una entrevista posterior.

Poco después y a raíz del intento de fuga, Texas trasladó su corredor de la muerte, que en ese entonces confinaba a casi 500 presos, a la actual cárcel de máxima seguridad de Polunsky, en Livingston.

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En el 2000, García consiguió una anulación de sentencia por el testimonio del psicólogo Walter Quijano, quien había argumentado durante el juicio de 1991 que los hispanos representan un mayor peligro para la sociedad -uno de los agravantes que se tiene en cuenta en los casos capitales-. Un año más tarde fue condenado de nuevo a muerte.

García se convirtió en el tercer preso ejecutado este año en Texas y sexto en el conjunto del país.