Las Vegas, Estados Unidos.
La precandidata a la Clasa Blanca Hillary Clinton, que lidera todos los sondeos, mostró suficiente dominio del debate como para demostrar a los demócratas que el partido no precisa de la intervención del carismático Joe Biden para una fórmula vencedora en las elecciones de 2015.
CNN, que organizó el debate, flexibilizó las reglas de participación para dejar una puerta entreabierta a Biden, e incluso informó que había preparado un atril extra en caso de que el vicepresidente lanzara su candidatura a último minuto. Pero eso no pasó, y durante el debate nadie se acordó de Biden, quien siquiera fue nombrado en los intercambios.
Para David Axelrod, estratega de las campañas presidenciales del presidente Barack Obama en 2008 y 2012, el desempeño de Clinton en el debate del martes “reduce la lógica de una candidatura de Biden”.
En el escenario montado en Las Vegas para el primer debate de los aspirantes demócratas, Clinton no eludió ningún tema y hasta se permitió estocadas a Bernie Sanders, su más fuerte rival, por la vacilante posición del senador independiente con relación al control de armas.
Cuando el aspirante Lincoln Chafee, exgobernador de Rhode Island, cuestionó las posiciones de Clinton sobre Irak y Medio Oriente, ella no dudó en jugar una carta pesada: el presidente Obama la invitó a ser Secretaria de Estado porque “confía en mi juicio”, dijo.
Alrededor de 16 millones de personas vieron el primer debate demócrata, un récord para el partido aunque nueve millones por debajo del primer cara a cara republicano, que registró 24 millones de espectadores el pasado 6 de agosto, con Donald Trump como la estrella.
La precandidata a la Clasa Blanca Hillary Clinton, que lidera todos los sondeos, mostró suficiente dominio del debate como para demostrar a los demócratas que el partido no precisa de la intervención del carismático Joe Biden para una fórmula vencedora en las elecciones de 2015.
CNN, que organizó el debate, flexibilizó las reglas de participación para dejar una puerta entreabierta a Biden, e incluso informó que había preparado un atril extra en caso de que el vicepresidente lanzara su candidatura a último minuto. Pero eso no pasó, y durante el debate nadie se acordó de Biden, quien siquiera fue nombrado en los intercambios.
Para David Axelrod, estratega de las campañas presidenciales del presidente Barack Obama en 2008 y 2012, el desempeño de Clinton en el debate del martes “reduce la lógica de una candidatura de Biden”.
En el escenario montado en Las Vegas para el primer debate de los aspirantes demócratas, Clinton no eludió ningún tema y hasta se permitió estocadas a Bernie Sanders, su más fuerte rival, por la vacilante posición del senador independiente con relación al control de armas.
Cuando el aspirante Lincoln Chafee, exgobernador de Rhode Island, cuestionó las posiciones de Clinton sobre Irak y Medio Oriente, ella no dudó en jugar una carta pesada: el presidente Obama la invitó a ser Secretaria de Estado porque “confía en mi juicio”, dijo.
Alrededor de 16 millones de personas vieron el primer debate demócrata, un récord para el partido aunque nueve millones por debajo del primer cara a cara republicano, que registró 24 millones de espectadores el pasado 6 de agosto, con Donald Trump como la estrella.
