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'Toño', el hondureño que ha sobrevivido a tres tragedias

  • 24 mayo 2015 /

'Toño' huyó a EUA tras el azote del huracán Mitch, fue deportado, secuestrado por Los Zetas y ahora lucha por sobrevivir en México.

Ciudad de México.

Hace cinco años la vida de 'Toño' era un ejemplo del anhelado 'sueño americano', ese mismo por el que miles de inmigrantes abandonan cada día sus países de origen, buscando mejorar sus condiciones de vida y las familias que dejan atrás.

Toño, de origen hondureño, abandonó su país hace 17 años cuando el huracán Mitch azotó con crueldad esta nación centroamericano dejando una estela de muerte y destrucción a su paso. Al igual que miles de personas, el ciclón se llevó consigo los sueños de Toño al arrasar con los cafetales que representaban su única fuente de ingresos.

Sin familiares a quien avisar, el hondureño decidió emprender el viaje hacia Estados Unidos en busca de un futuro mejor, y cumplió su cometido. Se instaló en la ciudad de Stillwater, Oklahoma, donde consiguió trabajo como carpintero con un salario de 28 dólares por hora. Se enamoró de una estadounidense con la que formó su hogar y tuvieron dos hijos.

'Ganaba buen dinero, tenía una buena casa con tres recámaras y un garaje con tres carros: una troca y dos Toyotas. Tenía hasta para prestar a latinos. A mis hijos no les faltaba nada', relató Toño al diario mexicano El Universal, que recogió la historia del hondureño que ahora vive en Nogales.

Y es que el sueño americano de Toño se convirtió en una pesadilla en un abrir y cerrar de ojos. Las autoridades de migración lo detuvieron y lo deportaron, separándolo a la fuerza de Shelly, su esposa, y sus dos hijos. 'Yo era bien trabajador y me portaba bien. No es justo que me hayan separado de mis hijos. Cuando me han detenido, les he rogado que me dejen llegar a Oklahoma para verlos aunque sea unas horas, pero me han ignorado y humillado', relata.

El 'catracho', como lo conocen en México, pertenece al 84.4% de migrantes residentes en Estados Unidos que han sido deportados, pero que debido al endurecimiento de la política migratoria no piensan volver a intentar cruzar.

Los peligros del migrante

Tras haber intentado seis veces ingresar a Estados Unidos, y pese a que extraña a sus hijos, Toño de 36 años, asegura que no lo volverá a intentar. 'Lo que me convenció de que tenía que parar es que hace un año en Veracruz, me agarraron los Zetas y junto con un grupo de compas, me metieron en una Suburban roja con vidros oscuros y me secuestraron'.

'Nos golpearon y mantuvieron amarrados en una bodega. Querían que les diéramos los teléfonos de familiares en EUA. En ese lugar recé mucho y lloré. Vi cómo mataban a otros migrantes. Me llegué a orinar del miedo. Una madrugada, a pocos días de haber llegado, me pude soltar y escapé por el monte. Cuando iba huyendo, pensé que me hallarían y que sería hombre muerto. Fue un milagro que haya escapado. Allí me dije que iba a ser la última vez que intentaba cruzar'.

'Cuando hablo con mis hijos les cuento lo que me pasa, les digo que estudien y que se porten bien; ellos lloran y me preguntan cuando voy a cruzar la frontera para verlos. Yo les digo que no se desesperen que pronto les voy a caer de sorpresa. Pero eso les digo para que se calmen porque en mi interior ya no tengo esperanzas de volverlos a ver', dice.

Una nueva vida

En uno de sus tantos intentos por regresar con su familia en EUA, Toño recibió una de las noticias que menos se esperaba en esos momentos de dificultad. 'Llamé a mis hijos y Shelly me contestó, en cuanto escuchó mi voz se puso a llorar. Me dijo que la perdonara pero que no había podido esperarme y que desde hace meses andaba con otro hombre y había decidido vivir con él'.

'Sentí muy feo, me dieron ganas de colgarle y echarme a correr. Pero me aguanté y le dije que no se preocupara que todos tenemos derecho a ser felices. Ese día no pude hablar con mis hijos. Cuando le colgué, salí a la calle y grité con todas mis fuerzas. No recuerdo cuánto tiempo estuve así'.

Toño hoy vive en una destartalada cuartería con baños colectivos. Por un cuarto paga 400 pesos a la semana. Su sueldo no da para más. Trabaja en un estacionamiento como cuidador de carros y recibe 60 pesos al día. Es todo lo que he podido hallar', concluye el Universal.