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La conmovedora carta de una joven violada por un taxista

  • 06 mayo 2015 /

Una joven argentina cuenta cómo se sintió después de que un taxista la violara. El abusador se encuentra prófugo.

Buenos Aires, Argentina.

La vida de una joven argentina dio un cambio de 180 grados luego de que fuera abusada sexualmente por un taxista el pasado 18 de abril en Buenos Aires.

La joven escribió una conmovedora carta para contar cómo se sintió después del lamentable episodio que vivió y qué fue lo que cambió en su forma de ser a partir de ese hecho. El texto se viralizó en las redes sociales donde las muestras de apoyo para 'Manuela' no han cesado de llegar.

El taxista ha sido identificado como Franklin Ayllon Escobar, luego de que su propia esposa lo denunciara a la policía. La mujer afirmó que éste le confesó lo que había hecho.

El hombre se dio a la fuga y ha sido puesto en la lista de las personas más buscadas por la Interpol.

Foto: La Prensa

El violador fue denunciado por su propia esposa luego de que éste le confesara su delito.
A continuación, la carta escrita por Manuela:

' Escribo esto porque sino no voy a poder estudiar esta noche, ni dormir, ni pensar, ni respirar bien. No sé bien a quién le escribo ni en propósito de qué, pero doy por sentado que cada quién se dará por aludido.

Tengo 20 años y en mi haber algunos que otros fracasos sentimentales, estudiantiles y familiares. También tengo sueños y manías, tengo caídas y manos amigas que me ayudan a levantarme. Y hoy, o mejor dicho, a partir del sábado 18 de abril, a determinada hora, en determinado lugar, tengo en mi haber, en este capítulo de mi vida, una violación.

Y les quiero explicar qué significa.

Se trata de un acto, un acto sexual contra mi voluntad. Se trata de que me falló la intuición y de que estuve en el lugar equivocado, en el momento equivocado, con la persona equivocada. En fin, se trata de un error que cometí.

Me subí a un taxi, acepté subirme a un auto porque quien conducía ese auto se ofreció a llevarme a mi casa, de la que no tenía llaves porque confié y creí amiga también a una persona equivocada. Y yo, en un momento de vulnerabilidad, me subí.

Les quiero contar por qué.

Me subí primero porque era un radiotaxi premium. Ese radiotaxi que los padres y tíos nos dicen que nos tomemos porque son más seguros. Ahí cometí el primer error. Porque los violadores no sólo están en los callejones oscuros esperando para atacar o en las vías del tren. Los hay en las oficinas, en las confiterías, en las familias, en los parques y en los radiotaxis, al parecer, también.

Mi segundo error fue haber perdido el conocimiento. Así que sí, cometí dos errores. Pero les quiero hablar de la otra persona que estaba conmigo adentro de ese auto, de mi violador. De él, que, a diferencia de mí, que cometí dos errores, cometió un delito: la violación.

¿Quién no soy ni quiero ser?

No puedo seguir diciendo que esta bestia me arruinó la vida porque puedo hacerme cargo de los errores que cometí, pero no del delito que cometió él. Y la totalidad de mi vida no puede reducirse a que me haya violado un tipo que, dicho sea de paso, no sólo está prófugo sino que está libre. Para mí la libertad es lo más preciado que tenemos y él no se la merece.

Cada vez que me violó en contra de mi voluntad ensució, pisoteó, insultó y traicionó a la libertad. No quiero a este violador libre, lo quiero privado de su libertad, encerrado y hostigado, como estuve yo esa mañana adentro de ese auto.

Merezco volver a ser libre y volver a tener sueños. Merezco tener una familia y unos amigos que puedan contar conmigo. Y si esto es mucho pedir, entonces, por lo menos merezco poder comer, dormir y estudiar. Merezco volver a confiar en alguien una vez más. Porque cuando te violan, el tiempo es denso y esperar es un espanto.

Puede que jamás me olvide de esa eternidad en la que fui sometida a ese infierno de escuchar la respiración y la excitación de él mientras me violaba. Ni su cara de placer frente a la mía de pánico. Puede que nunca olvide su cara ni su voz. Pero tampoco voy a olvidar nunca qué merezco y quién soy y algún día me va a doler menos. Y la vida que tenía antes del 18 de abril (que hoy parece una utopía) algún día me pertenecerá de vuelta.

Me juré a mi misma que no voy a rendirme hasta que no haya justicia'.

Manuela