25/04/2024
03:50 PM

Se disparan los ataques en moto en Guatemala

Guatemala.

La muerte va a dos ruedas en Guatemala. El país centroamericano inició el último año de la presidencia de Otto Pérez Molina con una reducción del 4.8% de los homicidios y una tasa de 36 homicidios por cada 100,000 habitantes.

La cifra es muy alta pero está muy lejos de las que se registran en los vecinos Honduras y El Salvador.

Sin embargo, desde 2012, las estadísticas de la Policía Nacional Civil (PNC) registran un aumento alarmante de los ataques efectuados desde motocicletas. Lo revela un estudio del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) presentado ayer.

Ascendente

En 2012 se produjeron 243 ataques mientras que en 2014 se registraron 463. Un aumento del 47.5% que supuso más de 1,000 asesinatos como se puede comprobar en el gráfico adyacente.

El presidente del GAM, Mario Polanco, indicó a LA PRENSA que no todos estos ataques se deben atribuir a los sicarios pues algunos están relacionados con hurtos.

Sin embargo, las cifras revelan que la mayoría de los ataques se producen en los barrios y colonias más violentos del país donde las pandillas campan a sus anchas.

Polanco criticó la actitud del gobierno empeñado en vender una mejora de la situación de la violencia. “Tenemos contacto permanente con el ministro de Seguridad.

Luego, ante los medios nos desacreditan. Nos acusan de hacer estudios falsos, pero utilizamos los datos del Instituto Forense y la PNC”, aseguró.

Legislación incumplida. El activista por los derechos humanos acusa al gobierno de inacción. En Guatemala, como en Honduras, está prohibido que dos varones circulen en una misma motocicleta para evitar el terror del sicariato. Sin embargo, la desidia de la policía propicia que la ley no se aplique.

La norma, de hecho, es más estricta que en Honduras pues obliga a los usuarios de motocicletas a llevar un chaleco. “Aprobaron la norma pero funcionó dos días”, lamentó Polanco. La iniciativa partió de una recomendación del GAM al anterior gobierno de Álvaro Colom. “Nuestros chalecos eran plateados. El gobierno actual los cambió a anaranjados. Esa fue su aportación”, matizó el director del GAM.

Desde el GAM destacan que la incertidumbre que genera la violencia callejera genera “un estado de estrés y temor constantes” en miles de personas que diariamente tienen que salir a trabajar para el sostén de sus familias al no saber si volverán a sus hogares.