Houston, Texas.
Miguel Paredes, un expandillero de 32 años fue ejecutado anoche en Texas por el asesinato de tres rivales hace 14 años en San Antonio. El hispano recibió la inyección letal convirtiéndose así en el décimo y probablemente último preso en ser ejecutado por el Estado en 2014.
El cumplimiento de la sentencia de pena de muerte debió durar 10 minutos, pero se extendió a casi dos horas, recordando el debate en EUA sobre la prolongación del sufrimiento agónico de los reos.
Atado a una camilla en la cámara de ejecución, Paredes lanzó varios besos a sus amigos, minutos antes de que la dosis letal que paralizaría su corazón fuera inyectada en sus venas.
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'A la familia de las víctimas, quiero que sepan que espero que su odio por mis acciones se desvanezca', dijo en sus declaraciones finales.
Paredes envió un mensaje sobre como las maras influyeron en su vida. ' Las pandillas, ellos te dicen que van a estar alli para ti y para tu familia en caso de que te arresten o que mueras, pero la realidad es que no lo harán. Si no fuera por tu familia y tus seres queridos, te desvanecerías en el cementererio estatal', dijo al San Antonio Express- News.
Paredes dijo además sentirse 'en paz' y no guardar rencor por sus ejecutores. Consideró que el castigo de la pena de muerte funcionó para él pero le quebrantaba el hecho de que las familias de los ejecutados tuviesen el dolor de ver a sus hijos sufrir.
El prisionero, hijo de padres mexicanos, fue declarado culpable en septiembre de 2000 junto con otros dos hombres de haber matado a balazos a tres personas vinculadas a la pandilla Mexican Mafia, Paredes y sus complices pertenecian a la mara rival denominada Pistoleros Latinos, según Univisión.com.
Los cadáveres de las víctimas fueron enrollados en una alfombra, transportados a un poblado al sur de Texas, arrojados en un sitio y quemados. Sin embargo un agricultor que investigaba un incendio de pasto encontró los restos.
Paredes fue declarado muerto a las 18:45 hrs. tiempo local de Texas, después de que la Suprema Corte de Estados Unidos desechara una apelación de los abogados de la defensa, en la que argumentaban que el reo era deficiente mental y que su abogado anterior había cometido un error al no investigar sus antecedentes médicos.
