De luto, miles de vecinos del pueblo de Tulyehualco, al sureste de Ciudad de México, despidieron ayer a Fátima, la niña de siete años hallada muerta este fin de semana, en un ambiente de profunda consternación por la violencia feminicida que golpea al país.
La pesadumbre de los presentes en el funeral se fundió con la indignación que, horas antes, convocó también a decenas de mujeres hasta la residencia presidencial de México donde, por segunda vez en menos de una semana, protestaron exigiendo justicia y acciones concretas contra la violencia de género.
Dato
El crimen contra la menor se conoció en plena ola de indignación por el asesinato de Ingrid Escamilla, de 25 años, hace unos diez días, quien fue descuartizada por su pareja.
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“Para mí es muy fuerte todo esto. Yo la vi nacer, crecer... Como familia esperamos que se haga justicia y que ni a una niña, ni a un niño más les quiten la vida”, dijo entre lágrimas Aída Ramírez, tía de la menor.
Atónitos, los pobladores miraban las veladoras puestas al pie de fotografías de la niña en un altar improvisado. Sobre su ataúd, cubierto con flores y una manta blanca, reposaba un oso de peluche, mientras una banda de mariachis acompañaba la procesión que pasó primero por la escuela donde estudiaba antes de dirigirse al cementerio.
Horas antes, decenas de mujeres se concentraron frente a Palacio Nacional, sede del Ejecutivo y residencia presidencial, para exigir justicia por los asesinatos diarios de mujeres en México y criticar al presidente, Andrés Manuel López Obrador, a quien tacharon de “feminicida” por no buscar acciones contundentes para hacer frente a los más de 1,000 feminicidios -asesinato a un mujer por razón de género- registrados oficialmente en 2019.
Por la mañana, cientos de mujeres se manifestaron para exigir a las autoridades un alto a la impunidad. afp
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Macabro
El cuerpo de Fátima fue encontrado el fin de semana en una bolsa de plástico, con signos de tortura y tras ser reportada desaparecida el 11 de febrero. Además, ayer la fiscal capitalina, Ernestina Godoy, confirmó que la necropsia revelaba abuso sexual.Su asesinato generó protestas en el pueblo y en su escuela, así como en redes sociales con los hashtags #Justiciaparatodas y #Niunamenos.
El 11 de febrero, cuando su madre llegó 20 minutos tarde a recogerla al colegio, otra mujer, cuya identidad aún se desconoce, ya se la había llevado. La familia arremetió contra la dirección del colegio público Enrique Rébsamen por dejar salir a la niña con una mujer no identificada y contra la fiscalía capitalina por no aceptar la denuncia por desaparición desde un principio.
Según denunciaron, la fiscalía les pidió esperar 72 horas para levantar la denuncia, por lo que la madre tuvo que desplazarse hasta la otra punta de Ciudad de México para personarse ante la fiscalía especializada en búsqueda de personas.
Además, las imágenes de la investigación, que muestran a la mujer llevándose a la niña, fueron recabadas por los mismos familiares, quienes fueron pidiendo las grabaciones de las cámaras de seguridad de los comercios de la zona, puesto que muchas de las cámaras del gobierno no funcionan.
Ayer, se dio a conocer un retrato robot de la mujer que se llevó a la niña del colegio, que según las autoridades tendría entre 42 y 45 años de edad y entre 1,55 y 1,60 metros de estatura”.