Las protestan no cesan en Bolivia, con nuevos episodios de violencia en algunas ciudades, mientras el Gobierno y opositores tensan la situación sin que por ahora se vea una salida a la crisis que atraviesa el país, tras las elecciones del 20 de octubre en las que fue reelegido Evo Morales.
Afines y contrarios del presidente Morales volvieron a encontrarse en las calles de ciudades como La Paz y Cochabamba, en esta última de forma violenta. La Policía intervino para que no chocaran unos y otros, separándolos en La Paz mientras en Cochabamba se desataron enfrentamientos en medio de los gases lacrimógenos de los policías intentando dispersarlos. En medio, los políticos siguieron repartiéndose culpas sin que se atisbe a una solución.
El vicepresidente Álvaro García Linera invitó ayer al opositor Carlos Mesa a sumarse a la auditoría que el Gobierno boliviano acepta que lleve a cabo la Organización de Estados Americanos (OEA), confiado en que despeje las denuncias de la oposición de un fraude electoral.
“La mejor manera de aclarar dudas”, aseveró sobre la auditoría de la que dijo que apoyan México, Paraguay, Perú y “otras naciones hermanas”.
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heridos han dejado las protestas entre lunes y martes, cinco de ellos de bala. Los opositores rechazan la reelección de Evo Morales.
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El Gobierno de Morales tiene que dar marcha atrás y desconocer los resultados que le dieron la victoria, para verse ambos en una segunda vuelta, advirtió el líder de la alianza Comunidad Ciudadana.
“¿Están dispuestos a reconocer que el resultado final del Tribunal Supremo Electoral, que no es otra cosa que un instrumento del Gobierno, no son los resultados que se pueden aceptar? ¿El Gobierno está dispuesto a retroceder en ello?”, preguntó a Morales.
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