A un año del estallido de las protestas masivas en Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega se encuentra sumido en una profunda crisis, con la economía deteriorada, políticamente debilitado por sanciones internacionales y con escaso margen de acción para conservar el poder, según analistas.
La represión, que ha dejado 325 muertos, cientos de encarcelados y miles de exiliados, anuló el espacio de protesta para la oposición, pero el país está lejos de la normalidad que el gobierno intenta proyectar.
A Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, “el monopolio de la fuerza es lo único que los acompaña, más un poco de nepotismo y corrupción”, dijo el politólogo Manuel Orozco, de Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
El exguerrillero de 73 años, que ayudó a derrocar a la dictadura de Anastasio Somoza en 1979, fue sorprendido el 18 de abril de 2018 por una protesta de universitarios contra una reforma a la seguridad social.
La violenta represión contra los estudiantes encendió la chispa de una demanda nacional por la renuncia del líder sandinista, en el poder desde 2007.
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Impacto económico. Según el Banco Mundial, la crisis sociopolítica asestó un golpe devastador a la economía, que se contrajo 3,8% en 2018 y perdió 294,000 puestos de trabajo, según el Banco Central. Gremios empresariales calculan la caída en 4%, con más de 400,000 empleos perdidos.
En 2019, la economía de Nicaragua caerá un 5%, la mayor contracción latinoamericana después de Venezuela (25%), según la última proyección del Fondo Monetario Internacional.
La situación socioeconómica es “insostenible”, y una reforma tributaria y del seguro social que el gobierno aprobó para cubrir un déficit fiscal de 310 millones de dólares “golpea a todos por igual”, sostuvo la exguerrillera e historiadora Dora María Téllez.
Al mismo tiempo, la crisis en Venezuela dejó a Nicaragua sin una fuente de ayuda, que alcanzó más de 4,000 millones de dólares desde 2007, según el Banco Central de Nicaragua
Pese a todas las presiones, los expertos descartan una salida de Ortega a corto plazo.