El papa Francisco trasladará a Roma al obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, un crítico del gobierno de Daniel Ortega quien ha sido amenazado de muerte “incontables” veces por ayudar a los manifestantes reprimidos, anunció ayer la iglesia.
El papa “le ha pedido que pueda ir un tiempo a Roma”, dijo en conferencia de prensa el cardenal Leopoldo Brenes, obispo de Managua, en referencia a Báez, quien el jueves pasado se reunió con el pontífice en la capital italiana. Báez le manifestó al papa que Nicaragua “es un país secuestrado” y que existen “poderes fácticos dominados por la mentira, la injusticia, la represión y la ambición”.
Báez, de 60 años y 34 de ejercicio sacerdotal, dijo que ha llorado por el traslado, pero que lo acepta con “obediencia amorosa”.
Desde abril de 2018, en las manifestaciones se exige la renuncia del presidente Ortega, quien lleva casi 12 años en el poder.
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Báez, que fue uno de los mediadores del fallido diálogo nacional que se desarrolló entre mayo y julio de 2018 para superar la crisis nicaragüense, dijo en la rueda de prensa que recibió varias amenazas de muerte y que incluso fue alertado por el Departamento de Política de la Embajada de EEUU en Nicaragua.
“Es verdad”, dijo el religioso, quien afirmó desconocer quienes han estado interesados en acabar con su vida y confirmó que dejará su cargo de obispo auxiliar de Managua y se irá a Roma a petición del papa Francisco, al ser consultado por los periodistas sobre las amenazas de muerte en su contra.
Reacciones
1Para el escritor Sergio Ramírez, premio Cervantes 2017, “el exilio forzado” de Báez es “un duro golpe a la lucha por la democracia en Nicaragua”, escribió en Twitter.
2La exguerrillera y disidente sandinista Dora María Téllez lamentó que el obispo se sume a la lista de exiliados por la represión. “Si el pontífice sabe que había un plan para asesinar a Báez es correcto que se lo lleve a Roma mientras los criminales están en el poder”, tuiteó. |
Báez relató que ha tenido que cambiar en cuatro ocasiones su número de teléfono móvil, que en las afueras de su residencia se estacionan motorizados que hacen fotografías a su vivienda y que incluso lo vigilan con drones. “Mi vida ha estado amenazada, pero nada de eso ha paralizado mi ministerio, ni para seguir con el evangelio y seguir haciendo críticas constructivas”, señaló.
Silvio Báez