19/04/2024
12:32 AM

'No tenemos miedo”, gritan en la combativa Masaya

La ciudad rebelde se manifestó ayer en las calles para reclamar la renuncia del presidente Ortega.

    Masaya.

    Pobladores de la combativa ciudad nicaragüense de Masaya salieron ayer a las calles para exigir el retiro del poder del presidente Daniel Ortega y justicia por los más de 280 muertos en las protestas que sacuden al país desde hace más de dos meses.

    “¡No tenemos miedo!”, “¡Que se vaya!”, “¡Asesino!”, “¡Elecciones ya!”, gritaron los lugareños mientras recorrían las angostas calles de esta ciudad de artesanos y pequeños agricultores que se declaró en rebeldía hace dos semanas.

    Cargando la foto de su hijo de 15 años muerto de un balazo en el pecho en una barricada marchaba Aura López, una humilde empleada doméstica de 45 años vestida de blanco con un lazo negro en la solapa.

    A pesar de que paramilitares, civiles al servicio del Gobierno y fuerzas antimotines han tratado de tomar el control de Masaya, los habitantes mantienen las barricadas y están contra el “dictador”, como lo hicieron en el pasado contra Somoza.
    “La Policía no me le perdonó su vida, me lo mataron. Todos los días le pido a mi Dios que me dé fuerza para llevar este dolor tan grande. Pedimos que nos ayuden a sacar a Ortega por las buenas o por las malas, es el culpable de este sufrimiento”, declaró entre sollozos.

    Los pobladores esperaban en el barrio de Monimbó, epicentro de la represión, a expertos de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), quienes finalmente fueron a Jinotepe tras violentas incursiones de fuerzas de seguridad la noche del jueves.

    Una larga fila de personas se formó en la iglesia de San Miguel, en Monimbó, con fotos de fallecidos, casquillos de balas y hasta ropas con sangre para poner denuncias ante la Asociación Nicaragüense pro Derechos Humanos (Anph), que cifra en 285 las muertes, aunque otro grupo humanitario las calcula en más de 220.



    “Habrá un baño de sangre”

    Con adoquines, muebles, árboles y otros escombros, los habitantes de Masaya construyeron barricadas en casi todas las calles de esta ciudad de 100,000 habitantes, 30 km al sur de Managua. En los últimos días, violentas operaciones de las fuerzas combinadas del Gobierno desmontaron varias trincheras, pero los monimboseños no bajan la guardia y las mantienen.

    Su barrio peleó con furia en la insurrección que encabezó el izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (Fsln) para derrocar al dictador Anastasio Somoza en 1979 y hablan con orgullo de su combatividad. Ahora piden la renuncia de Ortega, exguerrillero sandinista de 72 años que llegó al poder con esa revolución y volvió al Gobierno a través del voto en 2007. Lo acusan a él y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, de instaurar el nepotismo y una dictadura y desatar una brutal represión.

    “No nos van a callar ni amedrentar. Este pueblo no va a claudicar, va a resistir hasta que Ortega se vaya. Si nos provocan habrá un baño de sangre”, dijo con un megáfono el dirigente estudiantil Yubrank Suazo en la pequeña plaza de Monimbó, de donde partió la marcha.



    “La lucha empieza”

    Cubriéndose del sol con una bandera de Nicaragua, Auxiliadora Bonilla, de 54 años, dijo estar “luchando por un país libre”. “Hemos abierto los ojos, esta lucha apenas está empezando”, aseguró sentada en una acera de la placita.

    Está comenzando porque, según ella, el Gobierno está “jugando” con el diálogo que, mediado por la Iglesia Católica, reanudó el lunes con la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -que aglutina a grupos de la sociedad civil- para intentar superar la crisis.

    El proceso se ha estancado porque Ortega, cuyo tercer mandato consecutivo acaba en enero de 2022, aún no responde a la propuesta de adelantar las elecciones de 2021 a marzo de 2019. No obstante, la Iglesia piensa convocar a una plenaria el martes.



    El Gobierno de Ortega califica las protestas y la exigencia de la renuncia de Ortega como una “intentona golpista” apoyada por EEUU y acusa a los manifestantes de “delincuentes” y “pandilleros”.

    Ante el agravamiento de la represión, los delegados de la Cidh y de la ONU llegaron esta semana al país y se reúnen con las partes y las víctimas de la violencia. Durante su estancia bajó apenas un poco la acción de grupos de civiles encapuchados y fuertemente armados que siembran pánico en las calles en la noche y a plena luz del día.

    El parlamento, de mayoría oficialista, autorizó ayer el ingreso de tropas extranjeras de Rusia, Cuba, EEUU, México y Venezuela para realizar ejercicios contra el narcotráfico y de medios extranjeros con fines humanitarios entre julio y diciembre, pese a que la oposición lo consideró “imprudente” en medio de la crisis.