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Escasez en Sao Paulo por la huelga de camioneros

  • 25 mayo 2018 /

El paro de cinco días ha provocado una disparada de precios de los carburantes y los alimentos.

    Sao Paulo, Brasil.

    Alimentos que empiezan a escasear, precios que se disparan y largas filas frente a las gasolineras aguardaban ayer a muchos habitantes de Sao Paulo, la capital financiera de Brasil, ralentizada por la huelga de camioneros que desde hace cinco días colapsa la economía del país.

    La situación es tan crítica que el presidente Michel Temer ordenó movilizar a las fuerzas armadas para poner fin a este movimiento que comenzó el lunes y que ha provocado graves problemas de abastecimiento. En Sao Paulo, el alcalde decretó incluso el estado de emergencia para poder requisar combustible.

    Como ocurre en numerosas ciudades del país, los productos frescos son cada vez más escasos en los supermercados de esta megalópolis de 12 millones de habitantes. Y los que hay, muchas veces duplican su precio habitual.

    En al acomodado barrio de Jardim Paulista, un comerciante instalado en un mercado callejero temía quedarse sin mercancía para los próximos días. “Hoy estoy aquí, pero la próxima semana no lo sé. Va a pasar como en Venezuela, la gente tiene dinero pero no hay nada para comprar”, lamentaba este vendedor que quiso mantener su anonimato.

    Según él, en el mercado mayorista donde compra sus productos un saco grande de patatas, que antes se vendía a 50 reales (unos 13 dólares), se está negociando en alrededor de 100.

    Ante la amenaza gubernamental, uno de los principales sindicatos que había rechazado el acuerdo con el gobierno, la Asociación Brasileña de Camioneros (Abcam), pidió levantar los bloqueos “por razones de seguridad”, aunque sin cesar las protestas.

    “Ya le hemos demostrado nuestra fuerza al gobierno, que nos trató de minoría. Conseguimos parar 25 estados brasileños con más de 504 bloqueos”, afirmó en un comunicado esa entidad, que reivindica la adhesión de 700,000 camioneros autónomos. A menos de cinco meses de las elecciones presidenciales, la crisis de los camioneros se desencadenó por una rebelión de esos transportistas contra las sucesivas alzas del diésel.