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Florida sepulta a sus víctimas y Trump cede en control de armas

  • 19 febrero 2018 /

El magnate se reunirá con estudiantes para discutir seguridad en escuelas El atacante Nikolas Cruz compareció ayer ante la corte

    Florida, Estados Unidos

    Mientras familiares y amigos sepultaban a Alaina Petty, una de las víctimas más jóvenes de la masacre en una escuela secundaria de Florida, estudiantes de Washington se tumbaron delante de la Casa Blanca para exigir un mayor control de armas.

    El presidente Donald Trump se ha visto sometido a una presión cada vez mayor para tomar medidas después de que el miércoles un adolescente identificado como Nikolas Cruz, exalumno de la secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida, abriera fuego en los pasillos del establecimiento educativo matando a 17 personas.

    Ante las reiteradas protestas, el magnate finalmente expresó ayer su apoyo a un esfuerzo bipartidista para mejorar un sistema nacional de verificación de antecedentes para la compra de armas.

    “Mientras las discusiones están en curso y se están considerando revisiones, el presidente apoya los esfuerzos para mejorar el sistema federal de verificación de antecedentes”, indicó en un comunicado la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.

    La portavoz dijo que Trump habló con los senadores Chris Murphy (demócrata) y John Cornyn (republicano), patrocinadores conjuntos de un proyecto de ley para establecer una base de datos nacional, exigiendo a los estados y las agencias federales que informen con más frecuencia sobre delitos que impedirían que un individuo compre un arma.

    La comunidad sigue de luto tras el tiroteo que dejó 17 muertos y cinco heridos.

    “Vulnerable”

    Cruz (de 19 años) compareció ayer ante un tribunal de Fort Lauderdale para una audiencia técnica en la que no habló. Fue su primera aparición pública desde que fue detenido sin derecho a fianza por cargos de asesinato premeditado.

    El adolescente había obtenido la autorización para comprar su arma, un fusil semiautomático, a pesar de tener antecedentes policiales de comportamiento violento.

    Según el Departamento de Niños y Familias (DCF) de Florida, Cruz también sufría de depresión, déficit de atención y autismo.

    En un caso abierto en septiembre de 2016, el DCF calificaba a Cruz de persona “vulnerable” con varios problemas mentales, lo que llevó a los médicos a recetar uno o más medicamentos para esos desórdenes. Durante los interrogatorios tras la matanza, Cruz dijo a la Policía que escuchó voces en su cabeza que le indicaron cómo perpetrar el ataque, voces que fueron descritas como “demonios”.

    Tras el tiroteo en Parkland, enfatizó en la necesidad de lidiar con problemas de salud mental, al tiempo que culpó al FBI por no investigar denuncias contra el tirador.